La calidad del empleo formal que se advierte en los últimos años se evidencia en el mayor nivel educativo que se fue incorporando en su evolución: el 53% está representada por la suma de la masa laboral que tiene estudios universitarios (30%) y terciarios (23%) completos.

Un cuadro elaborado con datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina destaca que el 17% no completó la universidad, que el 16% sí lo hizo con el secundario o polimodal y que un 3% terminó el posgrado.

Es directa la asociación entre un mayor capital educativo y la mejora que implica en las oportunidades de acceso a un empleo de calidad, a la vez que reduce el riesgo de desocupación.

No obstante, no es lineal, ya que la demanda de puestos de trabajo plenos sume a sectores calificados y semicalificados en la precariedad.

La información más reciente sobre el mercado laboral cuantifica en unos 13 millones a los empleados registrados (diciembre de 2022), es decir, un 19,5% más que en enero de 2012.

En términos absolutos se sumaron en ese lapso unos 2,1 millones, entre los cuales sobresalen, aproximadamente, 1 millón de monotributistas y 836 mil a asalariados del sector público.

En participación, el 48,2% del total corresponde a asalariados del sector privado (6,3 millones de personas) y un 26% trabajan en el sector público (3,4 millones).

El resto son monotributistas (14,5%) y monotributistas sociales (4,7%), empleados en casas particulares (3,6%) y autónomos (3%).

Creación de empleos

En principio, en 20 años, solo la mitad de los empleos que se crearon son de calidad. 

De ese crecimiento cualitativo básicamente se extrae la alta proporción de incorporaciones de un nivel educativo altamente calificado.

Pero la contracara es que la mitad de la gente en edad de trabajar permanece fuera del mercado de trabajo, lo cual está directamente vinculado a la conclusión que extrae IDESA sobre que se haya mantenido la tasa de pobreza en un cada vez más alto porcentaje de la población.

Y desde un punto de vista más generacional, se advierte que solo el 33% de los jóvenes con secundaria completa acceden a empleos de calidad en Argentina.

De acuerdo con un estudio realizado el año pasado por Nazarena Bauso y Rodrigo Jara Álvarez, el desglose sería el siguiente: 80% de las personas activas con nivel educativo alto (universitario completo o más) cuenta con un empleo pleno, en contraste con el 41% de los que tienen nivel educativo medio y el 15% de los que tienen nivel educativo bajo.

El capital educativo determina mejores remuneraciones, aunque también las brechas de ingresos laborales dependen de la calidad del empleo alcanzada.

Un empleo pleno paga un 45% más que la media que percibe la población económicamente activa.

En contraste, quienes poseen un subempleo inestable ganan un 60% menos.

Los diferenciales educativos discriminan también sobre los ingresos en aquellos que acceden a un empleo pleno o a uno precario.

En los subempleos inestables, el capital educativo no desempeña un papel importante en el nivel de las remuneraciones.

En cuanto a la evolución de los puestos de trabajo registrados se advierten las siguientes características:

• Tanto los monotributistas como los asalariados del sector público son los de más rápido crecimiento en la década. El monotributo social lo hizo un 264,6%, el monotributo un 43,5% y los asalariados públicos un 32,8%. 
• En contraposición, el empleo privado asalariado mostró un crecimiento mucho más modesto: 3,4%, entre enero de 2012 y diciembre de 2022. Si se tiene en cuenta que la población fue aumentando a lo largo del tiempo se advierte un estancamiento (en el mejor de los casos) del mercado laboral para crear empleo privado. 
• La categoría de autónomos también mostró un magro desempeño: se advierte una retracción en el período estudiado, pasando de 408,3 a 392,4 mil individuos, es decir, un -3,9%.

Composición sectorial

La composición del empleo por sector se distribuía de la siguiente forma, a la que, para actualizarla, habría que incluir la incidencia que tiene el crecimiento de la economía del conocimiento: 
• Aproximadamente el 50% se explica por ramas como Comercio, Industria y Transporte. 
• El resto se reparte entre Construcción, Actividades administrativas y servicios de apoyo, Asociaciones y servicios personales, Enseñanza, Salud, Alojamiento y gastronomía y Servicios profesionales científicos y técnicos
• Los sectores con mayor crecimiento en los años bajo análisis son: Construcción (36,1%) Enseñanza (23%), Salud y servicios sociales (13,2%) y Transporte (13%).

El director de Protección Social de CIPPEC, Manuel Mera, detalló la última distribución de los empleos de personas de entre 16 y 29 años de la que se tienen datos fehacientes.

Estuvo principalmente concentrada en tres actividades: comercio y reparaciones (24%), industria manufacturera (12%) y construcción (12%).

El corte por género muestra que las mujeres participan también en Comercio y reparaciones (26%) e Industria manufacturera (9%), pero que en lugar de la construcción lo hacen en actividades de los hogares (12%), más precisamente como actividades de los hogares empleadores de personal doméstico o actividades de los hogares como productores de bienes o servicios para uso propio, según la clasificación CAES.

En términos de los establecimientos en donde trabajan, un 15,6% de ellos y ellas lo hace en empresas de hasta cinco empleados/as, un 39% en empresas de entre 6 y 40 empleados/as y un 45,4% en empresas de más de 40 empleados/as.

Contexto mundial

En un anuario publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aparecen datos reveladores para el desarrollo educativo y social de la Argentina.

Según surge de ellos, el país que mejor se encuentra en este aspecto es Canadá, debido a que posee el mayor porcentaje de población de 25 a 64 años con nivel terciario, incluyendo gradudados universitarios (63%).

Los países latinoamericanos, en tanto, presentan valores muy inferiores, con Chile el mejor posicionado, con el 31%, seguido por Colombia con el 28%. Argentina y Costa Rica tienen el 25%.

En nuestro país, de los que tienen entre 25 a 64 años y alcanzaron el nivel terciario, el 86% cuenta con empleo, porcentaje que se reduce al 66% para los que no terminaron el secundario, conforme al análisis realizado por Francisco Boero, subdirector del CEA de la Universidad de Belgrano.

La tendencia se repite en los países latinoamericanos, igual que en el promedio de la OCDE y en Nueva Zelanda, que es donde mayor tasa de empleo registran los que completaron nivel terciario, con el 90%, contra aquellos que no finalizaron el secundario, que bajan al 73%.

En el análisis de la distribución de graduados universitarios y de posgrado según el área de estudio -siendo que el siglo actual es el de la ciencia y la tecnología, en donde las carreras científicas y tecnológicas y su impacto en el desarrollo cobraron mayor relevancia-, Alemania lidera con el 35% del total la graduación en el área de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.

En Latinoamérica, México es el primero en la lista con el 23%, igual al promedio de la OCDE.

Argentina se encuentra en el último lugar, con apenas 13% del total de graduados en estas importantes ramas de estudio, como así también es furgón de cola en el área de Negocios, Administración y Leyes, aunque por otro lidere el listado en el área de Artes y Humanidades.