El salario real podría tener una leve recuperación en 2021, luego de tres años de caída, en tanto también se recupere el crecimiento económico y pueda evitarse un salto brusco en el tipo de cambio, pronosticó el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

De todos modos, la entidad remarcó las dificultades para llevar a cabo una recomposición que conforme a todos debido al impacto desigual que tuvo la pandemia en los diferentes sectores económicos y a las posibilidades de intervención del Estado en un mercado laboral muy diversificado.

“Ya no alcanza con sentar en una mesa de café a un dirigente de la CGT y un dirigente empresario para sellar un acuerdo social que sea representativo, como podría haber funcionado con la estructura económica argentina hace 50 años”, reconoció el centro dirigido por el economista Andrés Asiaín.

Al respecto, sostuvo que “si se pretende tener una representación de la heterogeneidad de sectores y tamaño de los actores ya se requiere, de mínima, un escenario como el que se vio en el CCK y podría decirse que más también. Pero en la multitud, se sabe, las responsabilidades se diluyen”, advirtió.

Más allá de esas dificultades, CESO indicó que “el 2021 apunta a ser el año de la recuperación del salario en términos agregados” y auguró que “aunque tímidamente, el esperado cambio de tendencia puede materializarse este año”, después de la caída que tuvo en el trienio 2018/2020.

La entidad destacó que el crecimiento económico es “una ventaja para ese objetivo”, ya que “en una economía que no crece, la disputa distributiva siempre es de suma cero: para que un actor gane el otro debe perder”, pero “con un crecimiento esperado cerca del 5% no es necesario que la mejora del salario real se dé a costa del beneficio empresario”.

En ese sentido, señaló que “en todo caso, será necesaria una reducción de los márgenes sobre los costos que será compensada con una suba en las cantidades vendidas”.

CESO admitió que “el cambio en las cantidades tampoco va a dar lugar para una recuperación muy significativa de los ingresos reales”.

Asimismo, puntualizó que el éxito del programa económico en 2021 pasará por resolver “en qué medida ese 5% se traslade a los salarios y no termine en otras manos que pueden alterar el resultado distributivo a través del incremento en los precios”.

A la hora de sellar acuerdos salariales, la entidad remarcó que “el sector público tiene un rol más que significativo”, en tanto “de los 12 millones de trabajadores registrados, apenas un 48% pertenecen al sector privado mientras que el 30% dependen del sector público - 3,2 millones de asalariados y 360 mil monotributistas sociales”, repartiéndose el resto entre “trabajadores independientes, autónomos o monotributistas que muchas veces carecen de un encuadre colectivo para la actualización de las remuneraciones”.

“La gran heterogeneidad se percibe incluso al interior del sector privado registrado” cuyas remuneraciones a lo largo de la pandemia de coronavirus tuvieron una evolución dispar.

Al respecto, señaló que si bien “la variación en promedio para el total de trabajadores registrados es de 35,5%”, hubo dos rubros ganadores (Agricultura e Intermediación Financiera) y varios sectores que estuvieron por debajo del 30%.

Por otra parte, CESO puso la lupa en “cómo se comportarán el resto de los bienes y servicios”, con tarifas reguladas y otros precios sujetos a autorizaciones.

“Pero también se compone de una enorme cantidad de artículos donde la capacidad de fijar el precio de forma centralizada se ve diluida y termina dependiendo, en definitiva, según el caso, de la decisión de algunos pocos actores económicos concentrados o de muchos actores atomizados”, advirtió.