Políticos y empresarios comienzan a mirar con simpatía al Banco Asiático de Inversión para reemplazar al BID
Mientras se aguarda una capitalización del BID a cargo del gobierno demócrata de Joe Biden que no se produce, el Gobierno argentino ha comenzado a trabajar con el banco asiático de fomento con sede en Pekín, China.
Argentina necesita inversión y financiamiento y en el actual contexto geopolítico el país tiene dos grandes ventanillas de fomento donde dirigirse. Exceptuando al mercado privado de capitales, como el que opera en Wall Street en Nueva York, para realizar grandes obras de infraestructura y desarrollo el país tiene dos lugares claves para ir. Una, con sede en el norte de América, en Washington D.C., compuesto principalmente por el FMI, el Banco Mundial (BM) y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo).
El otro lugar, que cuenta con una banca multilateral y fue inaugurado recientemente, en octubre de 2014 , se encuentra en la ciudad prohibida, Pekín. Allí, se estableció la sede del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) del que la Argentina es miembro no regional. Se trata de una institución fundada por 57 países, muchos de ellos europeos, donde China es el principal accionista.
La información oficial de la entidad bancaria especifica que la institución cuenta con una estructura en la que tanto su junta de directores como la distribución de los votos entre accionistas es altamente representativa a pesar de ser la República Popular de China su principal accionista. En ese sentido, merece destacarse el peso de los países accionistas de la Unión Europea en el porcentaje de voto, así como India y Rusia.
El banco cuenta con tres tipos de membresías: los miembros regionales, es decir, países asiáticos que aportan cuota de capital; los no regionales, pertenecientes a otras regiones del mundo; y los miembros prospectivos, que funcionan como observadores pero no han aportado el monto mínimo para la incorporación, que es de 50 acciones (cada una de 100.000 U$S).
Argentina ingresó al selecto club de miembros no regionales durante el año de la pandemia. En noviembre pasado, la administración de Alberto Fernández, publicó en el Boletín Oficial el decreto 894 por el cual el Poder Ejecutivo homologó el acuerdo estipulado por la ley 27.571 sancionada el 29 de junio de 2015. El texto oficial autoriza a designar a un representante ante el banco asiático al igual que habilitó el depósito de los instrumentos de aprobación y ratificación ante China. El Banco Central (BCRA) quedó facultado para suscribir hasta 50 acciones de capital cuyo valor nominal es de 100.000 dólares cada una que se corresponde con la suscripción admitida por el Banco de Inversión para la adhesión de un país miembro no regional.
La Argentina que mira hacia el lejano Oriente
El nuevo embajador en China, Sabino Vaca Narvaja, tiene tres misiones principales ante el gobierno comunista de China. La primera está relacionada con la adquisición de vacunas, desde luego, la preocupación coyuntural más importante. La segunda, se trata de la elaboración de la agenda por la Visita de Estado que el presidente Alberto Fernández realizará a China donde se intentarán cerrar acuerdos de inversiones por 30.000 millones de dólares. Al menos serán 15 grandes proyectos de infraestructura fundamentales para iniciar la reactivación económica que necesita el país donde el Banco Asiático será el actor principal para llevar adelante estos acuerdos. Y, el tercer punto, será consolidar la Asociación Estratégica Integral firmada por los representantes de los dos países hace seis años cuando Cristina Kirchner y XI Jinping suscribieron el acuerdo.
Vaca Narvaja se muestra confiado con el posible resultado positivo de este viaje teniendo en cuenta la buena sintonía que existe entre el mandatario chino y el argentino. Lleva la cuenta de las cartas intercambiadas y asegura que "ya lo hicieron en cinco oportunidades. Existe mucha empatía entre los dos presidentes porque Alberto fue uno de los primeros en solidarizarse con el pueblo chino por lo que sucedió en Wuhan" refiriéndose a la crisis por coronavirus.
El embajador sabe que China se ha convertido, de manera gradual, en el principal financista e inversionista de la Argentina. Mientras que el ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó su viaje a Washington en el que se reunirá con los directores del Fondo Monetario Internacional, para dialogar y llevar confianza a los representantes de la banca de inversión privada de Wall Street, el teléfono del embajador en China no deja de sonar de parte de empresarios que empiezan a tomar nota de las posibilidades de financiación que ofrece el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII).
La presencia financiera de China en nuestro país no esta representada sólo por el BAII, en Cancillería, anotan las operaciones que vienen realizando el Bank of China; el EximBank y el ICBC.
Se trata de una muestra más del avance de China en el país y en la región Latinoamericana. Un despliegue que la administración republicana de Donald Trump entrevió y por ello colocó a uno de sus "halcones" al frente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Mauricio Claver Carone tiene mandato asegurado por los próximos cinco años pero debe negociar con los funcionarios y senadores demócratas que responden al nuevo presidente estadounidense Joe Biden. El titular del BID buscará un aumento considerable del capital del banco para poder realizar un reducido Plan Marshall latinoamericano que devuelva, como consecuencia de su implementación, la influencia que los EEUU supieron tener en el pasado.
Sin embargo, los demócratas de Washington DC no están cómodos con Claver Carone. Basta recordar las palabras del influyente senador demócrata Patrick Leahy al momento de la elección de Claver Carone al frente del BID para graficar el pensamiento íntimo de parte del partido que llegó al poder tras vencer a Trump. Leahy enumeró “las dificultades que podrían existir en el Senado para incrementar la contribución estadounidense al capital del banco”.
Frente a este panorama de indefinición en Washington los analistas internacionales consultados aguardan que la iniciativa de la Franja y la Ruta y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, institucionalizados desde 2013-2014. terminen por fidelizar a países emergentes y en vías de desarrollo. Ahora que Donald Trump pasó al llano y ya no hay un político que se les plante con imposiciones de aranceles de entre el 7,5% y el 15% sobre un total de 370.000 millones de dólares en exportaciones de bienes asiáticos, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, avanzará con las firmas de acuerdos y asociaciones estratégicas con terceros países que les permita continuar ganando posiciones en su lucha por el liderazgo del capitalismo mundial.
Un liderazgo que se pondrá a prueba en el terreno tecnológico. El décimo cuarto plan Quinquenal (2021-2026) de China implica un aumento interanual del 7% en Investigación y Desarrollo. Además de incrementar en un 10,6% su presupuesto en investigación básica sólo para el presente año. Por el momento el liderazgo de los Estados Unidos continúa por encima de las demás potencias emergentes pero China está decidida a disputarle los siete sectores donde los estadounidenses parecen ser inaccesibles. Inteligencia Artificial; Computación Cuántica; Neurociencias; Semi Conductores de alta gama; Investigación en biotecnología; exploraciones en el mar profundo; en el espacio exterior y en la zona del Ártico.
En Casa Rosada, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, sigue con atención estos temas. En su entorno sostienen que se trata de una compulsa de gigantes donde la Argentina debe maximizar sus posibilidades para fomentar el crecimiento. Hoy por hoy, frente a las indefiniciones del nuevo gobierno estadounidense, todas las propuestas que llegan desde el lejano oriente tienen más chances de convertirse en realidad. El 5 de mayo, cuando el Presidente Alberto Fernández llegue a suelo chino, se delineará el futuro próximo de la Argentina.