El Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) está valuado, según estimaciones del ex candidato presidencial y ex ministro de Economía nacional, Sergio Massa, en un monto cercano a los 60.000 millones de dólares.

En la práctica es la “caja” más grande que maneja el Estado nacional y el FGS, creado en 2007 en el marco del proceso de estatización de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) y el regreso del sistema previsional a manos del Estado, tiene como objetivo garantizar el  pago de las jubilaciones en momentos de crisis económica, o sea, en casi todo momento de la vida social nacional.

Sin embargo, las distintas administraciones que sucedieron en la ANSES desde la estatización de las AFJP no han hecho más que utilizar parte del dinero de los jubilados para, por ejemplo, otorgar préstamos a las provincias, crear arbitrarias líneas de crédito para diferentes sectores de la sociedad desde la ANSES, entre otras cuestiones, alejadas de las prestaciones al sector pasivo.

En ese sentido, la tentación de utilizar un fondo que tiene un mandato claro de acción, de parte de los integrantes del gobierno de turno, es irresistible tanto como la manzana que le ofrece Eva a Adán por consejo de la serpiente, según se lee en la Biblia, cuyo Antiguo Testamento, parece ser una de las lecturas preferidas del presidente, Javier Milei.

En los últimos días el Jefe del Estado decidió dividir la conducción del FGS y creó una competencia por su administración que por el momento se manifiesta a través de la desconfianza entre los equipos del titular de la ANSES, Osvaldo Giordano, y el jefe del Palacio de Hacienda, Luis “Toto” Caputo.

El gobierno designó al economista cordobés, Heber Farfán, al frente del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, un técnico de bajo perfil, de suma confianza de su coterráneo, Osvaldo Giordano, con el que trabajó desde su juventud bajo las órdenes del fallecido ex ministro de Trabajo de Carlos Menem, Armando Caro Figueroa, hasta que fueron reclutados por la dupla que gobernó Córdoba hasta diciembre, los ex gobernadores, el extinto José Manuel De La Sota y Juan Schiaretti.

Experiencia no le falta a Farfán para conducir el Fondo que, en la actualidad, podría ser considerado la “joya de la corona” del Estado nacional. 

Trabajó junto a Osvaldo Giordano, que fue ministro de Finanzas de Schiaretti antes de recalar en la ANSES de Milei, hasta el último día de gestión en Córdoba y comparte con Giordano su prédica ortodoxa, fiscalista y anti gradualista que distingue a “los modernizadores” que llegaron desde desde la provincia mediterránea.

Siempre postulan a Córdoba como un ejemplo moderno de la administración pública y contraponen en sus libros y papers académicos, su gestión frente a los desmanejos de los recientes gobiernos nacionales.

Al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, esta designación no le hace gracia porque hubiera preferido tener un funcionario de su confianza al frente del FGS

Después de todo, el presidente Milei había comprado su idea de introducir en la monumental ley ómnibus, un artículo, el 226, que propone a los miembros del Congreso nacional que todos los activos del FGS pasen a ser administrados por el Tesoro. Cuestión que deberá definirse en el Parlamento donde los legisladores cordobeses tienen mucho para decir.

¿Porqué tanto interés de parte de Caputo por manejar el millonario fondo de los jubilados?. Porque es su respuesta a la dolarización prometida por Javier Milei a sus votantes.

Para el Presidente esa promesa de campaña no quedó archivada y, por ello, su ministro de economía preparó una plan alternativo al de los teóricos del CEMA conducidos por el postergado, Emilio Ocampo, que podría ser catalogado como una solución de mercado.

Para terminar con las Leliq, Letras de liquidez emitidas por el Banco Central (BCRA) como un instrumento de regulación monetaria, que en la gestión de Alberto Fernández y Miguel Ángel Pesce se expandieron hasta superar los $23 billones, de la mano de la aceleración de la inflación, el persistente déficit fiscal y su financiamiento, Caputo piensa en utilizar el millonario fondo de la ANSES.

En ese sentido, los planes no archivados del todo, de Luis Caputo, conocido por sus admiradores como “el Messi de las finanzas”, señalan que podría convertirse la deuda del Banco Central en bonos del Tesoro nacional. Una “titularización” que ya tuvo el antecedente del desarme de una porción de las Lebac, letras del Banco Central, cuando el propio Luis Caputo fue jefe del Central durante la administración de Mauricio Macri en 2018.

En ese hipotético proceso, por el cuál se armaría de liquidez para tentar a los acreedores del Central con activos a precios del mercado, ingresaría el fondo financiero más grande de América Latina, como respaldo y garantía de éxito de la operación dolarizadora. 

Por ahora, son planes escritos en la arena, los vientos de cambio de una realidad demoledora que se produce por la alta inflación pueden barrer con cualquier proyecto audaz que se trame.