Una familia de cuatro integrantes propietaria de su vivienda en la Ciudad de Buenos Aires necesitó en mayo ingresos de por lo menos $67.876,45 para ser considerada de clase media, un 1,24% más que en abril, según el informe dado a conocer hoy por la Dirección General de Estadística y Censos porteña (DGEyC).

Para no caer en la pobreza, el grupo familiar en las mismas condiciones requirió de un ingreso mensual de por lo menos $43.373,19, levemente superior a los $43.080 de la medición que diera a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

La diferencia es mucho más marcada en el caso del límite de la indigencia, ya que para el organismo de la Ciudad fueron necesarios $22.166,98, un 24% más que los $17.876 que reportó el ente nacional.

La evolución de las respectivas canastas en mayo registró un quiebre en la tendencia de los primeros meses de 2020, debido a que por primera vez los alimentos (que componen la totalidad de la canasta de indigencia) aumentaron por debajo de la inflación general.

En consecuencia, los gastos de Indigencia tuvieron un aumento del 0,96% en relación con el nivel de abril, los de Pobreza 1,19% y los de Clase Media 1,24%.

A diferencia del INDEC, que mide la evolución solamente de pobreza e indigencia, la DGEyC reconoce seis estratos sociales en su clasificación.

Para no ser indigente, una familia de cuatro miembros sin considerar gastos de alquiler necesitó en mayo ingresos de por lo menos $22.166,98, en tanto que para estar en una situación de pobreza no indigente el monto debió elevarse a $43.373,19.

Si percibió entre ese monto y $54.301,16 pasó a ser considerada “no pobre vulnerable” y entre esa suma y $67.876,44 revistó en el denominado “sector medio frágil”.

Para ser de clase media, la familia del ejemplo requirió de un ingreso entre $67.876,45 y $217.204,63, monto a partir del que subió al tope de la clasificación social, los denominados “sectores acomodados”.