Nos encontramos ante el fin de una era
Una economía que se está enfriando y una sociedad que no da más, acechada por la inflación y el desánimo, hacen que tal vez el fin de una era de fantasía kirchnerista esté cerca.
Todo parece haberse acelerado. Es difícil saber exactamente cuáles fueron las razones que han logrado llevar estos días al límite a la economía argentina. Tal vez haya sido impericia, negligencia o algo premeditado, pero lo verdaderamente importante de comprender es que esta pequeña corrección en los tipos de cambio ha expuesto la extrema fragilidad que acobija a la economía argentina.
Lo relevante, sin duda, ha sido la falta de pericia que ha demostrado tener el gobierno en los temas urgentes y el nivel de desconocimiento que viene demostrando tener el oficialismo de los problemas que verdaderamente son prioritarios para la sociedad.
La situación de volatilidad financiera actual siempre estuvo como parte del camino: es una de las postas por las que luego de décadas de políticas populistas nos es obligatorio que transitar. El inmanejable déficit fiscal que es parte de nuestra realidad desde hace tiempo y la falta de credibilidad en el gobierno transforman todos los problemas en crónicos.
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El Banco Central –que tiene que defender el valor de la moneda- se encuentra absolutamente quebrado. Solo entre Pases y Leliqs el stock se sitúa cerca de los 6 billones de pesos. Sólo en los últimos doce meses se incrementaron un 62%: un año atrás los Pases y Leliqs totalizaban 3,7 billones de pesos. Estos días el Banco Central anunció una nueva suba de la tasa de interés de referencia -3 puntos adicionales- que adicionan a este quebranto unos 180.000 millones de pesos en el próximo año en concepto de intereses. Todos estos billones de pesos “encerrados” detrás del mostrador del BCRA no significan otra cosa que no sea inflación futura: cuando se termine la confianza y estos pesos deban regresar a la calle el impacto sobre precios será colosal.
El patrimonio del Banco Central y sus vencimientos es solo uno de los problemas. El Tesoro Nacional tiene vencimientos durante Junio por algo más de 560.000 millones. Si el Ministro Martín Guzmán logra salir ileso de los vencimientos del mes, en Julio tendrá un nuevo desafío: deberá refinanciar otro monto similar al del mes en curso. Más aún: desde hoy hasta fin de año vencen en moneda local el equivalente a 29.000 millones de dólares. Grandes desafíos con pocas herramientas para hacerles frente. En caso que no se logre refinanciar los vencimientos la emisión monetaria será único recurso que podría generar un recalentamiento adicional en el ya insoportable índice de inflación y el incumplimiento de las metas con el Fondo Monetario Internacional.
Los años de populismo extremo están empezando a resquebrajar la realidad. Una economía que se está enfriando y una sociedad que no da más, acechada por la inflación y el desánimo, hacen que tal vez el fin de una era de fantasía kirchnerista esté cerca.
Las excusas de un Gobierno agotado han quedado viejas: el endeudamiento macrista, la pandemia, la guerra entre Ucrania y Rusia y “los inescrupulosos dueños de los supermercados” ya no sirven para encontrar a los responsables de la debacle económica actual. La sociedad dejó de creer que todo mal estuvo en el pasado y comenzó a entender que la responsabilidad está en el presente, con una clase política que no reacciona ante las demandas de la sociedad.
Mientras el Gobierno no comprenda que la pobreza, la desocupación, la inflación y la falta de inversión no se solucionan con parches típicos de aquel populismo que destruye toda posibilidad de progreso, el actual deterioro de la realidad será cada vez más pronunciado. Esto también vale para los que pretendan gobernar la Argentina cuando esta era de atraso y destrucción hayan terminado definitivamente.