Hace años Latinoamérica no está en la agenda de Estados Unidos y mucho menos la Argentina. El apoyo de Donald Trump y del FMI a Mauricio Macri con el megapréstamo se manifiestan como excepción.

Como antecedente remoto de conocimiento del mandatario estadounidense hacia nuestro país, un joven senador Joe Biden nos "retó" por haber entrado en guerra con el Reino Unido por las Islas Malvinas.

Su línea ideológica es moderada, dentro de un Partido Demócrata que ha virado parcialmente a la izquierda de la mano, entre otros, de Bernie Sanders. Lo secunda en el gabinete, en particular en la Secretaría del Tesoro, Janet Yellen, con toda la experiencia del banco central más importante del mundo, la Reserva Federal.

Es posible que la política monetaria laxa, de baja tasa de interés, estimule la devaluación del dólar respecto al euro y mantenga, como está sucediendo hasta ahora, las materias primas más caras. Está aumentando levemente la inflación y puede ser que la tasa se corrija un poco para arriba. La soja en 520 dólares no está para nada mal.

Puntualmente, Biden impulsa una agenda verde y en este marco es crítico del "fracking", la técnica utilizada en Vaca Muerta para la extracción no convencional de petróleo y gas. Esto puede tornarse complejo, debido a las inversiones americanas que precisamos en esa área central del país.

Si se reimpulsa la globalización, cuestionada por Trump, con mayor comercio, siempre es positivo para nuestro país, que tiende a mantenerse tan cerrado. Las exportaciones del mundo están creciendo a una tasa muy baja desde la crisis de 2008 y sería deseable revertir este proceso a nivel mundial.

No parece problemático para Biden si la región -y Argentina en particular- siguen teniendo negocios con China. Sin embargo, en el aspecto político Biden es duro con China y con Rusia, las percibe como autocracias.

Éste es un tema central en la política contemporánea, que fue muy trabajado por Steven Levitsky, académico de Harvard, en su libro, "¿Cómo mueren las democracias?"

Desde el Senado, Biden ha influido en decisiones de Argentina vinculadas a negociación de deuda, dinámica de empresas y otros asuntos institucionales. Nos conoce bastante y conoce más de la región que Trump.

Es prematuro conjeturar el impacto que tendrá su presidencia para nuestra economía, seguramente podremos tener más certezas hacia mediados de este 2021. El actual gobierno peronista es más afín por su ideología progresista a los demócratas, como en su momento el peronismo de los 90 liderado por un Carlos Menem conservador se acercó a George Bush.

Es central y una nueva ventana de oportunidad que nuestro país apueste fuerte a un vínculo positivo con Estados Unidos, que dominará la economía mundial hasta entrados los años 30 de este siglo. Históricamente, desde 1900 nuestra relación con el país fue tensa.

Conscientes de que el capital americano es el más significativo que recibe nuestro país desde la Primera Guerra Mundial, cuando desplazó al británico, tenemos con Biden una oportunidad más para revertir ese proceso.