El Mercosur cumplió ya tres décadas y aún le cuesta dar sus pasos decisivos. Al menos en materia económica, no ha logrado sus principales objetivos.

Sin dudas han habido avances en sus primeros años pero en materia de comercio exterior nos queda el sabor a poco. En estas tres décadas el Mercosur se propuso ser un mercado de libre comercio y tener aduanas fronterizas unificadas, deseo que quedó en el camino, como el Gaucho, su moneda común.

Lo que sí logró el bloque fue un importante acuerdo con la industria automotriz, que posibilitó el crecimiento del sector y la renovación por 10 años más del "Flex". Los acuerdos en transporte internacional también fueron beneficiosos para los países miembros. 

A lo largo de estos 30 años, hubo épocas de amores en la relación y también épocas de medidas arancelarias, principalmente entre Argentina y Brasil, y esto ha ocasionado malestar y enojo en el empresariado más allá de los gobiernos.

Las empresas brasileñas vienen y se van de la Argentina conforme a la danza constante de nuestras políticas cambiantes.

Empresas y empresarios argentinos migraron y migran a Paraguay, Uruguay y Brasil en busca de mayor estabilidad y menores restricciones a la hora de importar.

Estos 30 años nos encuentran con restricciones a las
importaciones, con licencias que se demoran más de lo tolerable, inclusive para los productos provenientes de países del mismo Mercosur.

Debemos cuidar las relaciones internacionales y más con nuestros socios. El aumento desmedido de fletes marítimos desde y hacia oriente, es una locura, más pensando en los altos costos de logística.

Entre nuestros socios podemos encontrar la misma mercancía a un menor costo de flete y con arancel cero. Necesitamos que los productos provenientes del Mercosur sean favorecidos a la hora de autorizar una importación, que tengan prioridad.

Las importaciones son necesarias para producir bienes de calidad, para ser competitivos y también para exportar. Y si esos productos les son comprados a nuestros socios, con mejores condiciones de costos y logística, que mejor.

El comercio exterior en la Argentina está desvalorizado y las relaciones comerciales internacionales se encuentran en un segundo plano.

Tenemos gran oportunidad en esta presidencia de la Argentina del Pro Tempore del Mercosur, retomemos la senda de la armonía y del cuidado de las relaciones que supimos conseguir.

(*) Delia Flores es empresaria logística y especialista en Mercosur.