A partir de este sábado, viajar en taxi en la Ciudad de Buenos Aires cuesta un 20 por ciento más caro, ya que empezó a regir la segunda parte del aumento del servicio. La primera fase se había implementado el 10 de septiembre último.

La ficha, que costaba 18,70 pesos de día y 22,50 durante las noches, ahora llega a 22,50 en horario diurno y a 27 pesos a la noche. Las mismas caen cada 200 metros de recorrido o bien por cada minuto de espera, en los casos en que el vehículo está detenido. La bajada de bandera, que equivale a diez fichas, aumentó así de 174 pesos a 225 pesos para el horario diurno y de 225 pesos a 270 pesos para la franja nocturna.

También se incrementó el costo extra que hay que abonar por equipaje. Cada pasajero puede viajar con un bolso de mano y una valija o un bulto menor de 90 centímetros por 40 por 30 centímetros. Pero, si suma adicionales, ahora debe abonar 112,50 pesos de día y 135 pesos a la noche.

Un viaje de día desde el Obelisco hasta Retiro pasa a costar casi 600 pesos, mientras que hasta ayer había que desembolsar menos de 500 pesos.

El trayecto desde ese mismo punto hasta Constitución pasó de 411,40 a 493,70 pesos. A su vez, hasta Acoyte y Rivadavia (en Caballito) trepó desde 935 pesos hasta 1.122 pesos.

El último ajuste en los taxis había sido en abril, cuando se acordó un incremento del 20 por ciento. Este nuevo aumento alcanzó el 30 por ciento en septiembre y, este mes, representa un 20 por ciento. La decisión fue debatida a fines de agosto en el marco de una audiencia pública, un requisito obligatorio para poder efectivizar la medida, pero no es vinculante.

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El Gobierno de la Ciudad y distintas fuentes del rubro habían argumentado que la suba de la tarifa era necesaria para afrontar los costos operativos en alza, entre mantenimiento, gastos y combustible, en el marco de una inflación que fluctúa entre el 6 y el 7 por ciento por mes.

“La rentabilidad del sector, a valores de julio, registra un incremento de los costos operativos del 50 por ciento. De allí se considera oportuno establecer un aumento a implementarse en dos partes: 30 por ciento durante septiembre y 20 por ciento a partir de noviembre”, se precisó en aquella audiencia pública.

“El reajuste permitirá mitigar los efectos de los incrementos sufridos, asegurando para los licenciatarios una rentabilidad razonable del servicio y para los usuarios el acceso a una prestación con estándares óptimos de calidad”, explica la resolución publicada el 9 de septiembre, con la que se puso fecha al aumento.

En septiembre y octubre, los usuarios también debieron afrontar aumentos en el transporte público en la Ciudad.

Por un lado, el boleto de subte pasó de 30 pesos a 42 pesos (un incremento del 40 por ciento), en línea con las subas que ya se habían aplicado a trenes y colectivos. Por otra parte, las tarifas de los peajes de las autopistas de la Ciudad fueron incrementados en un 40 por ciento.

Incluso aumentó el costo que se había asignado a la Unidad Fija (UF), magnitud que se utiliza como parámetro para fijar multas de tránsito. En septiembre subió un 29,7 por ciento y pasó de 58,37 pesos a 75,71 pesos.

De esa manera, la infracción por mal estacionamiento pasó de costar 5.837 pesos a 7.571 pesos (100 unidades fijas), por citar un ejemplo.