Los ministros de Economía siempre se caracterizaron por su impuntualidad, pero nadie se pudo acercar al récord de José Alfredo Martínez de Hoz. Habrá que hacer un esfuerzo y ubicarse en la época, en la que las cadenas oficiales de radio y televisión eran habituales en un sistema dominado por el Estado, sin Internet ni opciones de canales por cable.

Aquellos que tuvieran la suerte de contar con una antena potente podían captar cinco canales, pero la mayoría se tenía que conformar con una oferta limitada en cantidad (7, 9, 11 y 13) y horario, ya que las transmisiones comenzaban alrededor de las 8 de la mañana y sólo algunos días se extendía hasta no muy entrada la madrugada. La televisión era en blanco y negro y hubo que esperar cuatro años más para que comenzaran las transmisiones en color.

En ese contexto que hoy parece antediluviano, la organización del fútbol también era diferente. Todos los partidos de primera división se jugaban el domingo a la misma hora, con la excepción de uno adelantado, que se disputaba el viernes a las 21. Era el único televisado en directo.

Y precisamente fue un viernes el día elegido por Martínez de Hoz para anunciar su plan económico. El Canal 7 estaba en el Edificio Alas, por entonces el más alto de la Ciudad de Buenos Aires, en la avenida Alem al 700. La producción de “Fútbol por TV” estaba pendiente del discurso por una razón muy simple: coincidía con el horario del partido que Huracán y Banfield tenían que disputar en el estadio Tomás Ducó por la décima fecha del Campeonato Metropolitano (otra antigüedad).

Martínez de Hoz y un Huracán - Banfield que terminó a las tres de la mañana

La transmisión desde Parque Patricios comenzó condicionada, ya que se sabía que el partido no podía iniciarse antes de la palabra del ministro, a riesgo de que la cadena nacional interrumpiera el seguimiento del partido. Fue entonces que el equipo del programa se dedicó a “estirar” el tiempo con entrevistas a los jugadores y comentarios de ocasión. Pero Martínez de Hoz se demoraba…

En comparación con la tragedia que le tocaba vivir al país por esos días, la impuntualidad es apenas una anécdota, recordada por los periodistas de Economía de esos tiempos. El sucesor de Martínez de Hoz, Lorenzo Sigaut, se hizo eco de esa costumbre cuando intentó una justificación de su demora al iniciar una conferencia de prensa cinco años después. “Tómenlo como una muestra de continuidad”, ironizó.

Pero ese 2 de abril de 1976 no hubo apelación a la paciencia que valiera para Marcelo Araujo, César Abraham, Oscar Gañete Blasco y todo el equipo de Fútbol por TV, que ya no sabía que preguntarle a Héctor “Chocolate” Baley, Miguel Brindisi o Silvio Sotelo para llenar el espacio, a la espera de un discurso que no comenzaba.

Finalmente, el momento llegó. Ya habían pasado las 22 del viernes cuando todos los televisores del país empezaron a irradiar la consabida frase: “Transmite LRA, Radio Nacional…” para dar inicio al discurso de Martínez de Hoz.

En ese momento, comenzó la segunda espera. El discurso no fue breve sino todo lo contrario, tuvo una duración de dos horas y terminó en la madrugada del sábado 3 de abril.

Para entonces, sólo algunos fanáticos de Huracán y de Banfield permanecían frente a los televisores para presenciar, por fin, un partido programado para la noche del viernes pero que en los hechos se jugó el sábado 3. Y terminó cerca de las tres de la mañana.

El resultado fue un empate con un gol para cada uno. El de Huracán lo convirtió Alberto Fanesi, que años después terminó su carrera precisamente defendiendo los colores del rival de esa madrugada. El gol de Banfield lo hizo Miguel Osvaldo González. Un detalle menor en medio de la etapa más oscura de la historia argentina que recién transitaba sus primeros días.