Por Antonio D’Eramo

La propuesta más interesante para sacar pasajeros del puerto de Montevideo de manera ordenada y, fundamentalmente, de forma segura no prosperó luego que el empresario López Mena y la Corporación América decidieran terminar con los planes de construir una terminal nueva en el dique de Mauá.

A pesar del interés del gobierno de Luis Lacalle Pou de avanzar con un ordenamiento de una de las principales puertas de ingreso a Uruguay el ministro de transporte uruguayo, José Luis Falero, confirmó en conferencia de prensa que los “proyectos para el dique de Mauá no prosperaron”.

De esta forma, una vez más, los máximos perjudicados son los pasajeros que abonan importantes sumas para cruzar el Río de la Plata y cuando llegan a Montevideo tras la travesía se encuentran con una terminal abarrotada de camiones que intentan ingresar a la playa de contenedores del puerto.

Los pasajeros descienden de los barcos de Buquebus y cargados de bolsos intentan abrirse paso entre otros pasajeros que aguardan por otros servicios mientras tratan de no ser arrollados por alguno de los enormes camiones que transportan containers.

“No ocurren accidentes graves por milagro porque hay que esquivar camiones de hasta cuatro metros de altura” afirma Rodrigo Casal que suele viajar tres veces al mes a la capital uruguaya desde Buenos Aires.

Estas quejas que se producen a diario motivaron que dos administraciones gubernamentales de diferente signo partidario en Uruguay intentaran, hasta el momento sin éxito, llegar a un acuerdo con la empresa Buquebus para construir un puerto seguro para sus pasajeros.

Desde luego que la actual administración de Lacalle Pou tiene el verano encima. Porque conseguir un ordenamiento necesario para la próxima temporada estival comienza a parecerse una misión imposible tras fracasar el proyecto del dique de Mauá.

En los últimos días, la empresa que conduce López Mena, que opera floja de papeles en Montevideo desde el año 2015 cuando el gobierno de Tabaré Vázquez del Frente Amplio no le renovó la concesión portuaria, presentó una propuesta de apuro para solucionar el problema.

Se trata de una ingeniería que no convence demasiado al Presidente Lacalle Pou que intentó reflotar, sin lograrlo, el proyecto del dique pero que podría ser una solución parcial para la próxima temporada de verano.

Se trata de reformar una terminal que contará con un paso en altura, una especie de manga, que permitiría que vehículos y pasajeros se trasladen sin que los enormes camiones les toquen bocinas a metros de sus cuerpos, además de asegurar espacio para los agentes aduaneros con sus scaners y las puertas de seguridad de ingreso y egreso.

Es un plan que no termina de cerrar del todo al ministro de transporte Falero que ya desechó construir un acceso subterráneo que hubiera roto el pavimento a la altura de la rambla portuaria como pedían los directivos de Buquebus.

Sin embargo, la necesidad tiene cara de hereje y, ante la ausencia de otras propuestas, podría terminar por elegirse una que no conforma a todos pero que despierta el interés del management de Buquebus porque, de realizarse, podría volver a obtener la concesión que le fue revocada en 2015.

La negociación con el gobierno uruguayo incluye la idea que se ha impuesto en las terminales aeroportuarias que trabajan con un sistema de concesión a largo plazo y cuya contrapartida es realizar obras a través de una inversión pactada.

Las relaciones entre López Mena y los funcionarios de Lacalle Pou no son las mejores.

A las críticas oficialistas en el Parlamento uruguayo por la construcción y la utilización de terrenos cercanos al dique Mauá, López Mena expresó un desconsiderado “…en Uruguay hacen esfuerzos por permanecer pobres”.

Tiempo después, cuando Buquebus transmitió su malestar al gobierno de Lacalle, el ministro Falero le espetó un soberbió “…los operadores de ferries se tienen que remitir a lo suyo”.

Una variación de aquella famosa frase del pintor griego Apeles que vivió en el siglo IV a.c. y que cansado de la opinión de un zapatero sobre su magnífica obra, le contestó con aplomo…"zapatero, a tus zapatos”.