Por Guillermo Malisani.

El desplome del precio del petróleo y el temor a la expansión del coronavirus desataron un terremoto financiero a escala mundial que arrastró a la Argentina, provocando fuertes pérdidas en todos los activos locales y una preocupante suba del riesgo país, un cóctel que podría terminar afectando la renegociación de la deuda.

Frente a esta situación, la Argentina puede resultar más afectada que el resto de los países de la región porque está en plena reestructuración de sus obligaciones con los acreedores.

Las acciones líderes en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cayeron 13,7%, la pérdida más fuerte en el mundo, y el indicador Merval retrocedió hasta los 30.379,9 puntos. En tanto, el Riesgo País se acercó a los 2.800 puntos.

Por lo general, las crisis de este tipo hace que los inversores se alejen de mercados emergentes y opten por destinos más seguros como resultan, siempre, los bonos de la deuda de los Estados Unidos.

"La renta fija argentina sigue experimentando una turbulencia que parece no tener fin", consideró en su informe diario RavaBursátil.

La compañía admitió que "por el solo hecho de que el Gobierno nacional intentará esta semana determinar la estructura final de la oferta que hará a los acreedores privados y avanzar con el lanzamiento, con el objetivo de restaurar la sostenibilidad de la deuda pública externa, es bastante riesgoso tener en cartera bonos locales".

El nerviosismo global arrastró a todos los mercados y, a nivel local, el riesgo país subió al número más alto desde 2005, el Merval de la Bolsa de Comercio porteña se derrumbó 13,7% y los bonos de la deuda pública retrocedieron más del 6%.