Un Banco Central "independiente" para frenar la emisión monetaria "espuria" y bajar la inflación fue uno de los pedidos claves formulados hoy por los dueños de empresas enrolados en la AEA.

El sector privado coincide con el diagnóstico de que la inflación es un problema "estrictamente macroeconómico" centrado en la emisión descontrolada.

En el capítulo destinado a "estabilizar la economía y equilibrar las cuentas públicas", los empresarios sostienen que "la regla de oro en el fortalecimiento de las instituciones económicas consiste en consolidar una macroeconomía estable y previsible, cuyo centro vital es la legitimidad de la moneda".

"Ello significa implementar políticas fiscales y monetarias consistentes. En el terreno fiscal, es imprescindible equilibrar las cuentas públicas tradicionalmente deficitarias. Por su parte, una política monetaria responsable a cargo de un Banco Central independiente, debe evitar la emisión monetaria espuria", señalaron.

Y reclamaron adoptar "medidas orientadas a reducir la participación del gasto público en el PIB, lo que redundará en la mayor eficiencia en el uso de los recursos y en el nivel de competitividad general de la economía".

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"Ello, a su vez contribuirá a evitar el endeudamiento excesivo utilizado con frecuencia para cubrir los déficits corrientes del Estado", indicaron.

Consideraron que la inflación es "un problema estrictamente macroeconómico. Un aumento general de los precios, sostenido en el tiempo y en todos los ámbitos de la economía, no es el resultado de la decisión puntual de unos pocos agentes económicos; sino el síntoma de graves desequilibrios macroeconómicos que impactan de modo generalizado y simultáneo en todos los sectores y actores económicos".

"En estos últimos años, la inflación ha vuelto a alcanzar niveles de extrema gravedad cuyas consecuencias las sufren en primer lugar los sectores más vulnerables, ya que provoca más pobreza y desigualdad. Adicionalmente, la alta inflación dificulta también las relaciones de cooperación entre eslabones de las cadenas de valor, erosiona la competitividad internacional al impactar negativamente en la programación de inversiones y genera conflictos con proveedores, clientes y consumidores, y entre las empresas y sus trabajadores", alertaron.

Dijeron que "la experiencia histórica internacional demuestra que mediante políticas macroeconómicas apropiadas se ha logrado mantener tasas de inflación relativamente bajas en casi todos los países del mundo (incluidos los de América Latina) en los últimos años. Esta evidencia se ha mantenido aun en momentos de fuertes shocks de costos en los precios de los insumos básicos o en el período de la reciente pandemia".