Los bonos en dólares bajaron hoy 0,4% y acumulan una pérdida del 63% desde que salieron al mercado, mientras el riesgo país se encamina a los 3.000 puntos.

El indicador elaborado por la banca de inversión JP Morgan se ubica en su nivel más alto desde mayo de 2020.

Los bonos Globales con ley extranjera retrocedieron 0,4% en promedio, para registrar nuevos mínimos desde que salieron a cotizar a los mercados cuando la Argentina reestructuró su deuda.

Esto se da en medio de dudas sobre la economía doméstica ante una inflación sin control, y un crecimiento del déficit fiscal por el alto gasto público, indicaron fuentes del segmento financiero.

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Se suman a esto, las tensiones políticas en la coalición de gobierno, las cuales generan una mayor incertidumbre.

"Influye la aversión al riesgo global ante la esperada suba de tasas de la Fed", dijeron desde Research for Traders.

El riesgo país escaló 38 unidades, a 2.951 puntos básicos, el nivel más alto desde el 14 de mayo de 2020.

Analistas señalan que la falta de contundentes señales políticas y económicas acrecentó la desconfianza de los inversores.

Esto no sólo se vio reflejado en los precios de los bonos, sino también en una fuerte suba del dólar informal, que avanzó $100 en lo que va de julio.

Los bonos en dólares siguen sin encontrar un piso y cotizan con paridades demasiado bajas.

Los globales GD29, GD30, GD35 y GD46 ofrecen una paridad menor a US$ 19 por cada 100 nominales.

El GD30, que ofrece un retorno de 43,3%, rinde poco menos que un bono de Ucrania con duration similar, que promete un 44,1% anual, en plena guerra con Rusia.

En cambio, el GD29 rinde más en comparación con el bono ucraniano, ofreciendo 46,7% anual.

El deterioro de los números fiscales, la alta emisión monetaria y la difícil situación cambiaria empañan el panorama.

Especialistas recomiendan en el corto plazo reducir el agujero del déficit y enviar una señal de que se va a frenar la emisión de pesos.

Expertos coinciden en que el Gobierno no puede enfrentar esta crisis haciendo más de lo mismo.

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Se ha anunciado que el gasto público quedará supeditado a la trayectoria de la recaudación pero, dadas las circunstancias, esta no es un ancla fiscal contundente, alertó la Fundación Mediterránea.