La reducción de subsidios a las tarifas hace rever el gasto en calefacción
En estos días de recreo del frío y con las facturas del gas y la luz sobre la mesa, quizá sea el momento de elegir con qué calefaccionarse cuando vuelva a bajar la temperatura.
Justo en la semana en la que el frío parece dar unos días de respiro, llegan las facturas de electricidad y gas con los primeros aumentos del plan de reducción de subsidios que multiplican los montos a pagar, y obligan a sacar cuentas para que la climatización no las termine mandando a las nubes.
¿Cuál terminará siendo el mejor sistema para calefaccionar el hogar?
Las facturas de electricidad ya traen incorporado el nuevo esquema de aumentos y los usuarios de ingresos altos reciben un 22,8% de incremento y pagan el 80% del costo del servicio; los de ingresos medios, un 155,8% hasta 250 Kwh de consumo (y aún así apenas cubren el 35,3% de lo que cuesta, y subieron 99% para los usuarios de ingresos bajos, con límite de consumo 350Kwh y pagan el 22,5% del valor real.
En el gas, un usuario del nivel 1 (alto) pasará a pagar un 9,2% más; uno del nivel 3 (medio), un 10%; y uno del nivel 2 (bajo), 33%.
Hay campañas que recuerdan cambios en las costumbres de uso que podrían aliviar los medidores, pero aparecen también elecciones de fondo en torno de las fuentes de energía para calefaccionar, capaces de mover más perceptiblemente la aguja del consumo.
Una de las claves consiste en comparar directamente costo-beneficio de un aire acondicionado de tecnología inverter con una estufa de tiro balanceado, una sin tiraje y una eléctrica.
En ese caso, un factor crucial a la hora de elegir un sistema de calefacción es su capacidad nominal, medida en kilocalorías por hora (kcal/h)
Este valor indica la cantidad de calor que el sistema puede generar para calefaccionar un ambiente determinado.
En este sentido, el aire acondicionado de tecnología Inverter cuenta con una capacidad nominal de 3517 kcal/h, opción aplicable a ambientes amplios o incluso para calefaccionar varios espacios de forma simultánea.
En la comparación de capacidades nominales de calefacción, una estufa a gas de tiro balanceado provee de 1.000 kcal/h menos y es superada por la de gas también pero sin tiraje, por 500 kcal/h.
Pero si hubiera que optar de cero, intervienen otras cuestiones, además de la intensidad de calor que suministran. Por ejemplo, el riesgo que cada una representa en ambientes que no estén ventilados y los detalles de instalación.
El tiro balanceado requiere de una obra de albañilería para colocar la salida exterior, a diferencia de las otras alternativas, pero ofrece la ventaja de que “respira” hacia afuera y extrae la humedad ambiente.
El aire acondicionado necesita de un refuerzo en el sistema de electricidad, disyuntor, y llevar el compresor a un lugar fuera de donde se ubica el panel en el interior. La ventaja que ofrece es que se utiliza tanto en verano como invierno.
Alternativa integral
Los cultores del aire acondicionado los “venden” como una alternativa integral que combina confort, ahorro y responsabilidad ambiental. Y ofrecen versatilidad térmica perfecta tanto para refrigeración como para calefacción.
Estudios recientes demuestran que particularmente aquellos con tecnología inverter superan a los sistemas tradicionales en varios aspectos clave y entregan una calefacción inteligente y sostenible. Pero así cuestan.
La tradicional estufa de gas sin tiraje es más potente que la eléctrica pero está asociada a accidentes y en algunos casos muertes por inhalación de monóxido de carbono debido a malas combustiones.
También cuenta el cuidado del medio ambiente, ya que las emisiones de CO2 se convirtieron en un factor crucial a considerar cuando se elige cualquier electrodoméstico, y los sistemas de calefacción no son la excepción.
Las emisiones de CO2, medidas en kilogramos por cada 3000 kcal/h generadas, reflejan el impacto que tiene un sistema de calefacción sobre el calentamiento global.
La eficiencia energética y la sostenibilidad ambiental se vuelven, más que nunca, factores relevantes al momento de decidir cómo mantener el equilibrio térmico en casa.
“La elección de un sistema de calefacción para el hogar debe trascender la simple búsqueda de calor inmediato. Factores como la eficiencia energética, el impacto ambiental, la seguridad y la versatilidad de uso son determinantes para tomar una decisión inteligente y a largo plazo", aconsejó el ingeniero electrónico del LG Lab Juan Pablo Herrera.
Pequeños ahorros que suman
Como cada rayita del medidor cuenta, hay detalles que marcarán la diferencia cuando los números básicos de la factura ya abultan de por sí.
Por ejemplo, no todas las lamparitas de luz consumen lo mismo; las halógenas insumen hasta 10 veces más que las Led o de bajo consumo, que aunque sean más caras, tienen bastante más vida útil y gastan menos.
Otra cuestión a observar para no gastar energía de más en calefacción o en enfriar el hogar, es cerrar bien las aberturas de la casa. No solo ventanas o puertas, sino asegurar que los tubos o conductos de ventilación y las áreas de los extractores también estén cerradas.
Desenchufarlos cuando se sale del hogar o a la noche son buenas opciones para reducir el consumo eléctrico, ya que incluso en stand by estos artefactos siguen consumiendo una pequeña cantidad de energía.
En el caso de los termotanques, que están diseñados con una temperatura media de 60º, son pasibles de bajar a 40°C, lo que para el cuerpo no supone ninguna diferencia, pero logrará reducir el consumo de energía.
El lavarropas consume el 11% del total, debido a que, en general, se lava la ropa con agua caliente para remover la suciedad con mayor efectividad.
Los detergentes y jabones para la ropa tienen agentes capaces de hacerlo con el agua en cualquier temperatura, por lo que lavar con agua fría reduciría considerablemente el gasto.
Y la ducha es otro de los factores de gasto que admiten prácticas de ahorro, como no superar los 10 minutos.
La decisión oficial de suspender los aumentos tarifarios a partir del 1° de mayo alivió a la población que atraviesa una etapa de pobreza sin precedentes; licuación de jubilaciones y alta inflación traerá como consecuencia el aumento de los subsidios y esto afectará el resultado fiscal de los próximos meses o incrementará las deudas con el sector, advirtieron los especialistas en temas energéticos Jorge Lapeña y Alejandro Einstoss.
Mejor no esperar al día después y tomar recaudos, al menos, con lo que está al alcance de cada uno.