La presión fiscal será en 2021 equivalente al 24,8% del Producto Interno Bruto (PIB), el nivel más alto desde 2016, con alta incidencia del impuesto a los Bienes Personales, que aumentó sus alícuotas, y el PAIS, creado este año y aplicado a la compra de dólares para atesoramiento, turismo y operaciones realizadas con tarjeta de crédito y débito en moneda extranjera.

La estimación fue dada a conocer por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) en un estudio que consideró "optimistas" las proyecciones del Ministerio de Economía en la confección del proyecto de ley Presupuesto para el año que viene, en el que, por ejemplo, el crecimiento real de la recaudación del IVA duplicaría al de la actividad económica general.

La entidad dirigida por Nadín Argañaraz reconoció que "obtener un crecimiento de los ingresos tributarios resulta clave para mostrar mejoras en la sostenibilidad fiscal, de cara a la negociación con FMI", pero también indicó que "reformas tributarias que sólo suban la carga legal en la búsqueda de aumentar la recaudación serán una vuelta más de aumento en el esfuerzo tributario del sector formal de la economía".

La evolución de la presión fiscal nacional muestra un crecimiento sostenido desde el 15,2% del PIB en 2002 (caracterizado por una drástica devaluación y una caída de la actividad económica) hasta el 25,8% de 2012 y 2015.

Desde entonces, a raíz de la reducción de los derechos de exportación, la presión tuvo un leve descenso hasta tocar un 23,2% en 2018, el menor nivel en diez años.

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La presión tributaria en 2021 será la más alta en cinco años, aseguró IARAF

A partir de entonces, con la vuelta de las retenciones, la presión retomó su senda alcista con un 23,4% en 2019 y una previsión de 23,8% para este año, debido a los aumentos de impuestos dispuestos con la ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva (Bienes Personales, Derechos de exportación, Tasa de Estadística, Internos, entre otros) y la creación del impuesto PAIS.

En base a las proyecciones oficiales contempladas en la presentación del proyecto de Presupuesto del año próximo, para 2020 se espera obtener una recaudación que supere en 0,4 punto porcentual del PIB a la de 2019.

Según IARAF, ese crecimiento obedecerá a que "los recursos efectivamente recaudados caerán en términos reales menos que el propio PIB", con bajas del 9,2% y del 12,1%, respectivamente.

No obstante, la evolución de la recaudación no será homogénea, ya que los impuestos de Seguridad Social (siempre según las estimaciones oficiales), aumentarán su participación en el PIB del 5,5% al 5,6%, los vinculados al Comercio Exterior caerán del 2,6% de 2019 al 2,1% este año y los relacionados con la actividad interna (IVA, Ganancias, cheque, monotributo y combustibles) perderán 0,3 punto porcentual.

De esos tres grupos surge una caída de 0,7 punto porcentual, que más que se compensará con la suba de 1,1 punto por el nuevo impuesto PAIS (no existía en 2019) y la suba de las alícuotas en Bienes Personales.

Para 2021, presuponiendo que el cierre de 2020 es el proyectado por el Gobierno, la presión efectiva de los impuestos nacionales sería de 24,8% del PIB, 1 punto porcentual más que la de este año y 1,4 punto más que en 2019, aunque en este caso sería porque "la recaudación real crecería más que la recuperación real de la actividad".

En las comparaciones realizadas por IARAF, los recursos de la Seguridad Social se mantendrían en el mismo porcentaje del PIB de 2020, los del Comercio Exterior recuperarían la mitad de lo que perdieron este año y los vinculados a la actividad interna aumentarían medio punto porcentual.

El impuesto PAIS aumentaría su participación medida en términos del PIB en dos décimas de punto y Bienes Personales caería una décima.