Esta semana se conocieron (como ocurre cada seis meses) los datos oficiales de pobreza. En esta ocasión los mismos corresponden a lo ocurrido durante el primer semestre del año.

Según el informe oficial en la Argentina hay cerca de 18.500.000 de personas que no logran satisfacer sus necesidades básicas, lo que corresponde al 40,1% de la población. Desde el 10 de Diciembre de 2019 (fecha en que asumió el Presidente Alberto Fernández) se han creado 2.120.000 pobres. Lejos parecen haber quedado las promesas de “llenar las heladeras” y “encender las parrillas” de todos los argentinos. Unas 1.662 personas por día han caído debajo de la línea de pobreza con el actual Gobierno. Los datos son devastadores.

Sin dudas los datos más tristes son los de indigencia y todo lo que refiere a la situación de los más pequeños. Hoy hay 4.300.000 personas en el país que no se alimentan como deben. Siguiendo el camino trazado por el Gobierno, la indigencia se ha incrementado en 560.000 personas desde el comienzo de la gestión.

Una vez más la peor parte se la llevan los niños menores de 14 años: el 56,2% de ellos se encuentra por debajo de la línea de pobreza. En términos de miseria también son quienes se llevan la peor parte ya que el 13,6% de ellos vive en la indigencia, lo que implica que 136 de cada 1.000 niños menores de 14 años no llegan a comer como deben. Este grupo etario responde a todos aquellos que dentro de algún puñado de años tendrán la misión de forjar un futuro para la Argentina y hoy no se alimentan ni se educan como corresponde: el futuro parece estar en riesgo.

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Solo para tener un ángulo que nos permita dimensionar el deterioro, en Argentina hay tantas personas pobres como gente hay en Chile, tantos como la población de Uruguay multiplicada por seis, la de Noruega multiplicada por cuatro, la de Paraguay multiplicada por tres, la de Bolivia multiplicada por dos o la de las Islas Malvinas multiplicada por 6.900.

Si nos comparamos con otros países de Latinoamérica los datos resultan también preocupantes y algo decepcionantes. Sin tener en cuenta a Venezuela (donde la pobreza se ubica en torno al 94%), nuestras tierras parecen ser las más devastadas: en Colombia la pobreza es 36,6%, en Bolivia 36,3%, en Perú 27,5%, en Paraguay 24,7%, en Brasil 22,3%, en Uruguay 9,1% y en Chile de apenas 6,5%.

La Argentina está atravesada por una crisis con pocos precedentes en la historia local: inflación desbordada y en crecimiento permanente, salarios miserables, una moneda que se deprecia a diario, con una presión impositiva que ahoga al sector privado y ahuyenta inversiones y con una política comercial que nos ha dejado afuera del mundo.

Para salir de la pobreza Argentina necesita cambios profundos y, por sobre todo, urgentes. De no hacer las reformas necesarias que nos reencaucen hacia la normalidad, la pobreza de hoy será apenas una muestra de la pobreza de mañana.