Los riesgos de un rebrote inflacionario para fin de año pueden ser evitados, pero a costa de un instrumento que el presidente Alberto Fernández usó como bandera en sus críticas al macrismo durante la campaña electoral: las letras de liquidez del Banco Central, más conocidas como Leliq.

Sin embargo, está latente el peligro de estar generando una “bomba de tiempo” similar a las lebacs en 2018, en la medida que el stock de las letras llegue a fin de año a unos $2,9 billones, más del cuádruple de lo que recibieron Fernández y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, el 10 de diciembre de 2019.

La necesidad de recurrir a las leliq a pesar de lo manifestado por el primer mandatario antes de asumir, se debe al propósito de neutralizar la expansión monetaria para hacer frente a los gastos derivados de las urgencias que representa la pandemia de coronavirus, en un contexto en el que cae la recaudación en términos reales por la baja de la actividad económica.

El crecimiento en los últimos meses de los pasivos monetarios remunerados (leliq y pases) llegó a tal nivel que en junio superaron a la base monetaria, tal como indica Quantum Finanzas en base a estadísticas oficiales.

Pero ese incremento es sólo el punto de partida si se tienen en cuenta que las proyecciones de la consultora para fin de año la diferencia será mucho mayor, al punto que sólo las leliq, sin contar los pases, superarían a la base monetaria en más de medio billón de pesos.

“El desafío es evitar que la expansión monetaria reciente y esperable en los próximos meses, se traduzca en aceleración de la inflación y aumentos del tipo de cambio”, advirtió la entidad, dirigida por el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx.

Al respecto, sostuvo que el actual equilibrio monetario “es delicado”, a raíz de un aumento de la demanda de dinero “por motivos precautorios ante la incertidumbre de las consecuencias de la pandemia y por los controles cambiarios”.

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La paradoja de Alberto Fernández: hacen falta más leliqs para evitar un rebrote la inflación

Pero la duda planteada por Marx es qué va a ocurrir cuando se superen las necesidades propias de la pandemia y la cuarentena y la demanda de pesos vuelva a caer a los niveles previos.

En ese sentido, Quantum proyectó un escenario para fines de 2020 en el que tanto la base monetaria como el stock de leliq “continuarán mostrando hasta fin de año incrementos importantes”, si bien advirtió que “no configurarían una situación inmanejable”.

“Sin embargo, el equilibrio es delicado y de no fácil administración”, puntualizó, luego de dar cuenta de los niveles a los que llegarían ambas variables.

El aumento de la base monetaria sería del 46% respecto de diciembre de 2019, según la proyección de la consultora.

La contracara de ese aumento (acotado si se tiene en cuenta la expansión monetaria que hubo en 2020 y se espera que haya hasta fin de año) es un incremento del stock de leliq de nada menos que el 149%.

De esta forma, la base monetaria pasará de representar el 6,9% del PBI a fines de 2019 al 8,4% doce meses después, en tanto el stock de leliq en el mismo lapso aumentará del 4,6% al 9,6% del producto.

Si se tiene en cuenta que para fin de año Quantum prevé un PBI nominal de $30,1 billones, la base monetaria se ubicaría en torno de los $2,5 billones y el stock de leliq la superaría al alcanzar los $2,9 billones.

Eso implica que, en comparación con los niveles actuales, la suba de la base monetaria no será significativa, de unos $150.000 millones, pero a costa de una suba de un billón de pesos en el stock de leliq, que actualmente es de un nivel récord de $1.877.087 millones.

Con un stock de letras de $2,9 billones, 2021 comenzará con un doble desafío: tratar de atenuar la inflación y al mismo tiempo contener la suba de leliqs.