La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mejoró la proyección de crecimiento económico para la Argentina y estimó que el país crecerá 3,6% este año, aunque también elevó sus estimaciones de inflación.

Ese porcentaje está por encima del 2,5% que había estimado en diciembre de 2021 y está en sintonía con las proyecciones del FMI y del Banco Mundial.

Además, el organismo elevó sus estimaciones de inflación para 2022, del 44,4% al 58% y explicó que eso es consecuencia de "factores domésticos y expectativas inflacionarias desancladas" ya que los precios domésticos claves -como los de la energía- "están desacoplados de los desarrollos globales".

En cuanto a los factores de riesgo del país, la OCDE enumeró: "los controles de cambio, las bajas reservas y el margen fiscal limitado" que, a su criterio, "pesarán en la inversión en 2022 y
2023". También resaltó "la recuperación total del empleo respecto de la pandemia", aunque advirtió que los salarios reales siguen por debajo de los niveles de 2019.

El organismo evaluó que "el reciente acuerdo con los acreedores externos disminuirá la incertidumbre y ayudará a reducir gradualmente los desequilibras macroeconómicos de larga data".

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Con relación al gasto público, consideró que existe "un amplio margen" para mejorar su existencia, "inclusive revisando las exenciones tributarias y los subsidios energéticos poco
focalizados". En ese sentido, indicó que "algunos gastos sociales bien focalizados, en particular las transferencias directas a los hogares pobres y vulnerables, deberían salvaguardarse o incluso reforzarse".

El consumo privado, en tanto, se mantendrá "bajo" en 2022, pero comenzará a crecer el año entrante "a medida que crezca la confianza en el programa macroeconómico", según el informe.

La OCDE consideró además que la Argentina tendrá que mantener "estrictos controles de divisas" para "garantizar el continuo refinanciamiento de la deuda en moneda nacional", aunque reconoció que eso provoca un "perjuicio" para el crecimiento del país.

"La política cambiaria con su régimen de tipo de cambio deslizante se enfrenta a una difícil disyuntiva entre la preservación de la competitividad de las exportaciones para garantizar un superávit comercial continuado y apoyar la acumulación de reservas, y la limitación de las presiones inflacionarias", evaluó.

Entre los riesgos para el país, alertó por perturbaciones externas, "relativas, por ejemplo, al aumento de los precios y las tasas de interés a nivel mundial".

 "Eso podría desencadenar un proceso de ajuste desordenado que implicaría una mayor depreciación de la moneda nacional, una espiral de inflación y el incumplimiento de los objetivos fiscales actuales", añadió.

Por otra parte, el organismo redujo de 4,5% a 3% su proyección de crecimiento mundial a raíz de las guerra en Ucrania, mientras que para 2023 prevé una expansión del 2,8%.

"La invasión de Rusia en Ucrania inmediatamente ralentizó la recuperación de la pandemia de Covid-19 y provocó que la economía global se embarque en un camino de menor crecimiento y mayor inflación", subrayó la OCDE en su informe sobre "Perspectivas Económicas".

Asimismo, alertó: "existe un riesgo de una seria crisis alimenticia sobre todo en las economías más pobres por los elevados costos y la posibilidad de escasez".