El margen del que dispone el ministro de Economía, Martín Guzmán para cumplir con la meta presupuestaria de un 29% de inflación para todo 2021 es cada vez más exiguo y con escasas probabilidades de ser alcanzado, al punto que en lo que resta del año el promedio mensual no podría pasar de 1,48%, un nivel que la Argentina no tiene desde hace cuarenta meses.

El 13% de inflación acumulada al primer trimestre implicaría una tasa anual del 63% en caso de reiterarse en los tres trimestres siguientes, lo que representaría la inflación más alta de los últimos treinta años. De esa forma, la inflación más que duplicaría la meta fijada en septiembre de 2020, cuando se presentaron los denominados “supuestos macroeconómicos” en base a los cuales se diseñó la ley de Presupuesto vigente.

No obstante, el propio Guzmán reconoció que la inflación de marzo fue “la más alta del año” y anticipó que los índices de precios al consumidor de los meses siguientes serán más bajos. Al respecto, debe señalarse que el 4,8% de marzo escapó a todos los pronósticos, si se tiene en cuenta que el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) dio cuenta de un 3,9% para ese mes.

Pero esas expectativas tampoco acertaron en cuanto a la tendencia de la inflación para los meses venideros, ya que se previó una inflación del 46%, 2,1 puntos porcentuales menos que el pronóstico anterior. La realidad fue en el sentido contrario: el 63% de inflación que representa la anualización del primer trimestre supera al 56,4% que surge del mismo cálculo con el bimestre enero-febrero.

El 29% de inflación anual implica un promedio mensual del 2,2%, un objetivo que hasta el momento no pudo cumplirse en ninguno de los tres meses transcurridos, con índices del 4% en enero, 3,6% en febrero y 4,8% en marzo.

Con esos guarismos, los márgenes de inflación necesaria para cumplir la meta fueron cada vez más reducidos: con los datos de enero, se requirió un promedio de 2,14% para los once meses restantes y ya en febrero hizo falta una meta que no superase el 1,81%.

El 13% de inflación acumulada en el primer trimestre deja un margen de 1,48%, similar al 1,5% logrado en abril y mayo del año pasado en circunstancias difíciles de repetir, ya que el cierre absoluto de la mayor parte de las actividades económicas por el inicio de la cuarentena había impedido la actualización de precios y tarifas de servicios públicos y privados, así como los precios de muchos comercios fuera de funcionamiento.

En consecuencia, el nivel promedio de inflación que se registró en el primer trimestre del año deberá reducirse a la tercera parte. Para encontrar un nivel de inflación menor en tiempos previos a la pandemia hay que remontarse a noviembre de 2017, antes de que se anunciara la revisión de la meta inflacionaria del año siguiente y cinco meses antes del inicio del proceso devaluatorio del peso.

Pero esas proyecciones quedarían rápidamente desactualizadas si se cumple el pronóstico del REM de un 3,4% de inflación para abril. Esa marca dejaría un primer cuatrimestre con un 16,8% de inflación y un margen de promedio para los ocho meses restantes del 1,2%.