La composición regional de la inflación de junio puso en evidencia uno de los principales temores en los despachos oficiales a la hora de diseñar la forma en que se implementará la flexibilización de la cuarentena, porque los aumentos de precios fueron superiores no solo en los rubros a los que se les levantaron las restricciones sino también en las regiones del país que pasaron del aislamiento al distanciamiento social.

Los números del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) mostraron que el Gran Buenos Aires (equivalente al AMBA de los informes oficiales periódicos sobre la evolución del coronavirus) y la Patagonia fueron las regiones del país con una inflación menor al nivel general del 2,2%, en tanto en el Noroeste fue similar al promedio nacional y en Cuyo, Noreste y la región Pampeana se superó ese nivel.

En orden decreciente, los índices de precios al consumidor de junio fueron de 2,5% en la región Pampeana, 2,3% en Noreste y Cuyo, 2,2% en el NOA, 2% en el GBA y 1,9% en la Patagonia.

Asimismo, los capítulos de registraron mayores aumentos fueron los de las actividades a las que se les aplicó un gradual levantamiento de las restricciones en la mayor parte del país, en especial Prendas de vestir y calzado.

El cruce de rubros y regiones deja en evidencia que, precisamente, Prendas de vestir y calzados tuvo un incremento de 10,1% en la región cuyana, casi el doble del 5,2% que registró en el GBA, donde luego de su reapertura de volvió a restringir su nivel de operaciones.

El mismo rubro tuvo un aumento del 8,4% en el Noroeste y del 8,3% en la región Pampeana.

En la clasificación regional, otros capítulos que tuvieron alzas destacables fueron Equipamiento y mantenimiento del hogar y Bebidas alcohólicas y tabaco en el Noreste, con 7,5% y 5,9%, respectivamente.

El capítulo Salud tuvo una suba del 3,3% en el Noroeste, el 50% más que el 2,2% a nivel nacional y en la misma región Educación aumentó 4,2% más de diez veces superior al 0,4% que el INDEC le asignó como promedio para todo el país.

Diferentes economistas consideraron que la desaceleración de la inflación nacional registrada en abril, mayo y, en menor medida, junio, estuvo vinculada a la caída generalizada de la actividad y del consumo debido a la pandemia y las restricciones a la movilidad dispuestas en la cuarentena.

En el mismo sentido, estimaron que una vez que se fueran superando esas restricciones los precios podrían volver a tomar la inercia inflacionaria de los meses previos a la pandemia, en la medida que muchos sectores recuperen los niveles de demanda que perdieron en su transcurso.