La superstición es una creencia que no tiene fundamento racional y consiste en atribuir carácter mágico u oculto a determinados acontecimientos. Está presente en muchos ámbitos pero con especial énfasis en el ambiente artístico, en la navegación y en la aviación, y se manifiesta en el uso de amuletos y en evitar ciertos nombres y números.

Muchos operadores eliminan el número 13 en los registros de las aeronaves y uno de los trabajadores con muchos años de experiencia en el aeropuerto no termina de entender como bautizaron “Zeppelin” a la nueva construcción del aeropuerto internacional Ministro Pistarini.

El ingeniero no quiere dar su nombre para evitar represalias por las críticas que eleva por el reciente anegamiento que provocó la rotura de vidrios de la terminal A y la voladura de un techo lateral de la terminal C, pero explicó, que sudestadas fuertes “hubo siempre desde que se inauguró el aeropuerto en 1949 durante el primer mandato de Juan D. Perón pero no hay registros de que se volaran los techos. Esta construcción la conocen popularmente como Zeppelin por el diseño de su particular estructura, que guarda una cierta similitud con la de un dirigible, como el malogrado Hindenburg, dada la forma ovalada de su techo”.

El imponente edificio de unos 45.000 metros cuadrados de superficie, es el más grande construido en un aeródromo en la historia de aeronavegación de la República Argentina.

Pero parece que tiene fallas.

Los Zeppelines pertenecen a la historia. Fueron  una clase de  dirigibles con una estructura rígida creada por Frederic Von Zeppelin a principios del siglo XX y tuvieron un uso militar y  de transporte que se clausuró con el accidente del “gigante de los cielos”, el dirigible alemán Hindenburg, que se incendió en cuestión de segundos en el cielo de Nueva Jersey.

Sin embargo, su estructura sigue atrayendo a los arquitectos y fue el diseño utilizado por la empresa constructora TGLT S.A. y DIN S.A. para avanzar con obras que contaron con una inversión inicial de 8.500 millones de pesos, y contempló un estacionamiento techado de 1800 plazas de las cuales 800 ya están en funcionamiento.

Las obras pautadas desde el gobierno de Cambiemos y continuadas por la actual administración del Frente de Todos implicaron la construcción de un edificio distribuido en dos plantas más un subsuelo.

Es en la planta baja donde se ubica el “Zeppelin”, un espacio de 6.500 metros cuadrados destinado al retiro de equipajes, las operaciones de control de seguridad y control migratorio, áreas administrativas y comerciales, y las plantas de embarques y arribos.

Además, la nueva terminal dispone de 166 puestos de check-in, 128 puestos de self check-in, más un nuevo sistema de traslado de equipaje denominado BHS (Baggage Handling System) que incorpora tecnología de vanguardia completamente automatizada para procesar hasta 4.275 valijas por hora. Está previsto que los tradicionales scanners sean reemplazados por tomógrafos 3D, mejorando sustancialmente los controles.

Toda esta zona se vio afectada por la Sudestada del 20 de enero y los operarios y pasajeros que aguardaban por sus vuelos demorados no podían creer lo que sus ojos veían dentro de una  obra tan publicitada.

Caía agua  por todos lados, parecía que llovía más adentro que en el  exterior, estaba en el hall de partidas de la Terminal A”, aseveró un pasajero que se encontraba esperando para viajar  a Europa.

En la terminal C una pasajera grabó la zona de venta de pasajes y de check-in totalmente inundado y con filtraciones que venían desde el techo.

Fue precisamente en las nuevas terminales de partida, B y C, donde el 24 de septiembre de 2019, se produjo un derrumbe, mientras se realizaban obras de remodelación, que le costó la vida a un capataz y resultaron heridos 13 operarios.

La investigación llevada adelante por el juez federal Federico Villena recibió el aporte de una testigo clave que llevó a analizar lo que ocurría con los andamios para construir el Zeppelin.

Una mujer fotografió la estructura que se derrumbó 15 minutos antes de la tragedia para alertar por un sector de los andamios que se estaba doblando y se lo veía inclinado. Se reportó a una funcionaria de seguridad e higiene, quien a su vez alertó al capataz de la empresa de andamios, Tane S.R.L., José Bulacio, quien preocupado por la situación subió a la estructura para alertar a los obreros pero no llegó a destino. Se produjo el derrumbe que terminaría con su vida.

La tragedia congeló las obras hasta el 20 de diciembre de 2019 terminando con la esperanza del ex presidente Mauricio Macri de dejar inaugarado el Zeppelin, justo antes de las elecciones de octubre de ese año.

Una hipótesis expuesta por varios testigos de la causa indica que el accidente se produjo porque los obreros iban pasando materiales de  un andamio a otro, para apurar el paso, y ese accionar produjo una sobrecarga de peso.

La razón del apuro habría obedecido a presiones del gobierno de Macri para finalizar la obra cuanto antes y poder producir un hecho publicitario de gestión similar al  que había realizado Cristina Fernández de Kirchner el 10 de julio de 2011, en plena veda electoral, cuando dejó inaugurada la Terminal C, de 21.000 metros cuadrados con una inversión de 600 millones de pesos, según el valor de la moneda nacional en ese año.

Nunca nadie explicó esta manía de seguir volcando fondos del Estado a la Terminal C que parecen no haber sido utilizados de la mejor manera según los resultados a la vista de las inundaciones del 20 de enero reciente.

Sin embargo, las empresas involucradas en la construcción y  diseño del “Zeppelin” son muy conocidas en el mercado nacional.

En principio, deberían dar alguna explicación teniendo en cuenta que la mayoría de  los  operarios con mucha experiencia reporteados por NA coincidieron  en afirmar “que hay fallas en la construcción. Es mala se hizo rápido y con problemas. Y, ahora terminará saliendo todo más caro”.

Presupuesto para remodelaciones no va a faltar teniendo en cuenta que el gobierno nacional acaba de anunciar a través de Carlos Lugones Aignasse, presidente del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna), una inversión por más de $86.100 millones en aeropuertos de todo el país. El proyecto contempla los próximos dos años, durante los cuales se realizarán obras diversas que mejoren la operatividad.

El anuncio fue realizado durante la Asamblea Anual del Consejo Internacional de Aeropuertos de Cancún, México. La inversión prevé que, de los $86.100 millones que se destinarán para tales fines, $45.800 millones los financiará el Estado Nacional de manera directa a través del Fideicomiso para el Fortalecimiento del Sistema Nacional.

Sin el Presupuesto Nacional aprobado por el Congreso, el ministro de Transporte Alexis Guerrera dependerá de la pluma del Jefe de Gabinete, Juan Manzur, para disponer de estos fondos.

Tanto DIN S.A., empresa especializada en obras de ingeniería, estructuras metálicas y naves industriales, como TGLT S.A. recibirán requerimientos de parte del ORSNA y de Aeropuertos Argentina 2000 para conocer detalles de estas filtraciones que dejaron al descubierto las fallas en la construcción.

DIN S.A. tiene 50 años de experiencia en el mercado y con la construcción de la Terminal A del aeropuerto lograron avanzar con la primera obra con gran complejidad de forma. Según su propia página web de presentación, “…el desarrollo alcanzado por la compañía en la fabricación de estructuras tubulares de grandes dimensiones ha permitido a los proyectistas expandir el universo del diseño”. Y agregan, “…un claro ejemplo lo constituye la construcción del hall de partidas del Aeropuerto Internacional de Ezeiza”, que sería bueno que no se inundara a pesar de las fuertes tormentas.

Porque además se publicitan como expertos en tratar con condiciones climáticas adversas. Construyeron las obras para el proyecto de minería binacional de Pascua Lama entre Chile y Argentina. “La misma se desenvuelve a 4.800 metros sobre el nivel del mar, donde se despliegan ocho mil toneladas de acero que dan forma al edificio de molienda donde la compleja ingeniería desarrollada, en virtud de los fuertes vientos, el sismo y la nieve, da forma a un robusto edificio de diez mil metros cuadrados”.

Mientras que la compañía de construcción TGLT S.A. posee un largo historial de obras en el sector privado y público, en  este último rubro tiene condimentos políticos obvios.

Es la constructora a la que se asocia al “amigo del alma” de Mauricio Macri, Nicolas “Nicky” Caputo.

Si bien en Julio de 2021, Teodoro “Teddy” Argerich, ejecutivo de confianza de Nicolás Caputo, dejo la presidencia y la gerencia general de la desarrolladora inmobiliaria y fue reemplazado por el arquitecto, Alejandro Bello, la sombra de “Nicky” Caputo siempre está presente.

TGLT nació en 2005 y obtuvo rápidamente proyectos de gran escala en el país y en Uruguay. Su porfolio privado incluye las marcas Forum, edificios en Puerto Madero, Alcorta y Puerto Norte; Astor, con torres en Palermo, Núñez y San Telmo y los desarrollos de las marcas Metra y Venice.

En 2010 abrió su capital a la Bolsa de Comercio y a fines de 2018, TGLT compró Caputo, la constructora fundada en 1938 por el abuelo de “Nicky”.

Caputo, con 500 obras realizadas en más de 80 años en el país, siempre fue la contratista preferida de TGLT para trabajar sus emprendimientos. Por lo menos así se desprende de las decisiones adoptadas  por su presidente, Federico Weill.

TGLT pagó 130 millones de U$S, 83% para la familia Caputo y el resto para accionistas minoritarios, y la unión se concretó, de manera simbólica, con la mudanza, en 2019, de TGLT a la sede tradicional de Caputo, en el barrio de Núnez.

Recientemente, el fondo CIMA Investments de la familia Nofal habría adquirido el 50% de la sociedad SES a TGLT. SES, es la firma a través de la cual la constructora Caputo canalizaba sus contratos de obra pública.

Este entramado de empresas deberá dar explicaciones por las deficiencias en la construcción que quedaron registradas el 20 de enero pasado gracias al poder multiplicador de los mensajes por redes sociales de usuarios del aeropuerto que no podían creer lo que sucedía en una estación aeroportuaria con 72 años de historia.