Las mazas y cortafierros son como una sinfónica barrial en algunas zonas de AMBA donde las refacciones privadas están a full y en todo caso, las quejas de los vecinos que se escuchan son por lo difícil que es conseguir mano de obra en la construcción.

Los costos de las obras de entrecasa estuvieron subiendo en dólares, debido que la cotización del blue se mantuvo planchada en todo el primer período de la gestión.

Un oficial albañil especializado cobrará en agosto por cada jornada de 9 horas desde $35.730, que es lo que marca el convenio de UOCRA. 

Si se le agregan $29.061 de un medio oficial y/o $26.028 de un ayudante, la mano de obra costará entre $60 y 90 mil diarios, que en una refacción simple de 30 días se iría arriba de los $3 millones, más los otros oficios, como plomería, electricidad, carpintería, más los materiales y equipamiento.

La Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) y las cámaras del sector actualizaron las escalas salariales para los trabajadores de la construcción por última vez en junio de 2024, y estos montos permanecerán vigentes en agosto.

El precio de reparar o cambiarle la cara a la casa excede largamente los montos regulares de créditos personales que ofrecen las entidades bancarias para refacciones de viviendas, por lo que el movimiento que se aprecia estaría diciendo que se cubre con dólares de los colchones.

Contradicen este panorama las estadísticas, porque al promediar el año, la construcción había caído un 32% interanual y estaba a la vista, porque entre 3.500 y 4.000 obras públicas se encuentran paralizadas y en cesación de pagos.

Parate

"Empresas que tenían muchos contratos en marcha, con estructuras muy importantes que llevaban adelante esos contratos, con deudas importantes con el sistema bancario, con proveedores, con la gente, etc. Y al paralizarse bruscamente la obra pública, el cimbronazo es mucho más fuerte", sostiene el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Gustavo Weiss.

"Estamos viendo en estos momentos que la retracción hace que algunos precios estén bajando, pero todos los indicadores han bajado. La actividad prácticamente está paralizada. Y la actividad privada también: una empresa hace un edificio y muchos de los que pueden ser compradores de esos departamentos son personas que pueden acceder a créditos hipotecarios", sostuvo.

Y, por otro lado, agregó, "el que tiene la suerte de tener algún ahorro hoy en día no lo invierte por el alto grado de incertidumbre".

Las declaraciones las formuló en el marco de más de 100 mil puestos de trabajo perdidos, como pantallazo visible de la industria de la construcción durante la primera parte del gobierno de Javier Milei.

Los desarrollos privados, en general, también se encuentran planchados, aunque en menor proporción, y a la espera de que el crédito hipotecario a largo plazo que comenzaron a ofrecer los bancos surta efecto y se empiece a reactivar el circuito de las unidades usadas, que son las que abren el espacio a la adquisición de las que son a estrenar o se venden en el pozo.  

Descenso en picada

El comportamiento de la actividad en el sector de la construcción se resume en la baja del 30,3 % en el primer trimestre de 2024 respecto de igual período de 2023, según informaba en mayo el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

En marzo el índice sintético de la actividad de la construcción (ISAC) había tenido una variación negativa de 14,2 % respecto del mes anterior y del 42,2 % desde marzo de 2023.

Las empresas demandaron 69,2 % menos de asfalto y 54,3 % de hierro redondo y aceros. 

También hubo bajas de 53,8 % en placas de yeso; 46,1 % en hormigón elaborado y 43,7 % en ladrillos huecos, entre otros insumos.

La contextualización del dirigente es que al parate general y absoluto de la obra pública nacional se sumó la coexistencia de una deuda pendiente de resolución oficial: "En general, las empresas constructoras no cobramos desde octubre o noviembre del año pasado. Y en estas épocas de inflación te podés imaginar que el día que cobremos, vamos a cobrar nuestros certificados totalmente licuados por la inflación", se lamentó.

"Hay más de 100.000 obreros de la construcción que han perdido su trabajo. Tenemos que pensar que en nuestra industria, mínimamente, por cada obrero que hay, hay por lo menos dos o tres que son indirectos. Y también se ve afectado el negocio o la rotisería que lleva viandas para las obras, o las empresas de transporte que llevan al personal, o la ferretería que tiene como clientes a empresas constructoras que hacen obra pública", terminó de explicar.

Una parte de esa mano de obra desocupada pasó a trabajar por su cuenta en las refacciones, lo cual no sólo no afectó el nivel de los jornales percibidos, sino que dada la fuerte demanda subsectorial específica, hasta llegó a incrementarlos, por supuesto que sin aportes previsionales ni los beneficios directos de los convenios. All included.