Kulfas no cree posible que se pueda reducir la jornada laboral
La iniciativa fue planteada en los últimos días por sectores del oficialismo. Sergio Palazzo dijo que se trata de una tendencia "que está sucediendo en el mundo".
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, consideró que en la Argentina "no es posible" reducir la jornada laboral con igual salario, ya que las pymes no estarían en condiciones de aplicar esa medida.
"En términos conceptuales, bienvenido sea trabajar menos y tener una vida más plácida. Pero este es un contexto muy difícil de la Argentina. Bajar la jornada laboral de 8 a 6 horas equivale a aumentar el salario horario más o menos un 33%. Y hay pymes que no están en condiciones de afrontar esos costos", señaló el funcionario.
Kulfas indicó que "en muchos de los países en los que se estaba implementando, había una reducción de la jornada laboral con una reducción del salario. Esto es lo impensable acá. La Argentina no tiene salarios altos como para pensar en trabajar un poco menos y ganar un poco menos".
"En la Argentina tenemos salarios bajos muy golpeados, con lo cual reducir la jornada laboral eso no es posible", sentenció el ministro, en declaraciones radiales. Además, advirtió: "El riesgo que se corre de hacer algo así, a los golpes, es que se traslade ese costo laboral a precios, que haya más inflación. Si sale bien, habría un poco más de empleo con salarios más bajos". Para Kulfas, en este momento "tenemos problemas macroeconómicos que resolver, pero vamos por el buen camino".
La reducción de la jornada laboral fue planteada en los últimos días por sectores del oficialismo: por caso, el precandidato a diputado nacional por el Frente de Todos Sergio Palazzo, dijo que se trata de una tendencia "que está sucediendo en el mundo".
Pero el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, se mostró en contra y advirtió que "lo que la Argentina necesita es más empleo, más producción, más productividad y empleabilidad. Esto no se resuelve repartiendo el trabajo formal que hoy existe, sino generando más y mejor trabajo".
Un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba sostuvo que quienes apoyan esta postura "argumentan incorrectamente" que la jornada laboral en el país es de las más extensas de la región.
"Según los datos oficiales de este año, la jornada laboral efectiva promedio es de 36 horas semanales entre asalariados formales del sector privado. Y sólo el 25% de esas personas trabaja al menos 48 horas. La Argentina es el segundo país del continente con menos horas trabajadas, detrás de Uruguay", según el estudio de esa institución. La Bolsa cordobesa aseguró que "los países que bajaron las horas trabajadas lo hicieron luego de haberse desarrollado, con crecimiento económico y de la productividad sostenidos".
En medio del anticipo del debate parlamentario, uno de los autores de la exitosa experiencia en Islandia había remarcado en diálogo con NA que el modelo podría trasladarse a la Argentina y explicó los beneficios que tendría.
"Es importante adaptar la implementación de la reducción de la jornada laboral a cada contexto específico, ya sea una organización individual -empresa- o a nivel nacional. Sin embargo, muchas de las razones subyacentes para reducir las jornadas laborales son similares alrededor del mundo: altos niveles de "burnout" y stress en los trabajadores; falta de equilibrio entre la vida privada y el trabajo; bajos índices de productividad debido al "presentee-ism" (cuando se concurre a trabajar en no óptimas condiciones -como estar enfermo- y no se rinde); y varios más. El poder de la reducción de la jornada laboral para apuntar a esos problemas está claramente establecido con evidencia científico-social y ahora es cuestión de encontrar maneras de implementar esta política en cada contexto", indicó el investigador del think tank británico Autonomy Jack Kellam.
Al ser consultado sobre si este sistema se puede aplicar tanto en el sector público como en el privado, el europeo señaló que "por supuesto" y remarcó que hay "intentos exitosos tanto en empresas (desde Microsoft en Japón hasta Perpetual Guardian en Nueva Zelanda) como planes para implementarlo en el sector público en España". "Como siempre, cada organización deberá aplicar esta política de acuerdo a sus propias necesidades y consideraciones, pero vemos posible una reducción de la jornada laboral posible en todos los ámbitos", añadió.
A la vez, Kellam subrayó que si este sistema "se adopta a nivel nacional, la reducción de la jornada laboral puede ser una poderosa herramienta para impulsar los niveles de empleo". "Por ejemplo, si en algunas áreas del sector público se impulsara la reducción de la jornada laboral y se contratara nuevo personal, se crearía un gran número de puestos de trabajo. Esto debería ser visto como una política atractiva porque, a pesar de que el Gobierno nacional debería pagar más salarios, eso se vería compensado con una mayor recaudación impositiva, así como también por el `efecto multiplicador´ a gran escala. Por eso, la reducción de la jornada laboral puede ser una gran herramienta macroeconómica", explicó.