La inflación en Argentina alcanzó el 94,8% anual en 2022, siendo el rubro alimentos el que sufrió el mayor impacto. Según un informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), el incremento en los precios de los alimentos en nuestro país el año pasado promedió el 5,7% mensual, cifra que lo ubica como el más elevado de la región, mientras que el promedio de diez países de América latina dio, en cambio, 1%.

En el arranque de 2023, el mismo dato marcó 6,8% para el país, mientras que para la región fue de 0,9%, con lo cual la brecha se amplió a 7,7 veces. Incluso, en la comparación directa con algunos países es más la diferencia: 13 veces la de Brasil; 10,1, la de Perú y 9,3 veces, con relación a Bolivia.

Del análisis de los datos se desprende que el año pasado la brecha con la región promedió 5,8 veces; en 2021 había sido de 5,5, mientras que en 2020 fue de 8,5.

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En comparación con 2022, en enero la diferencia de inflación creció con respecto a siete países, bajó en relación a dos y se mantuvo estable con uno (Colombia). En los que disminuyó, Uruguay y Paraguay, el informe señaló que obedece a una aceleración relativa de la tasa de inflación de esas naciones.

Los autores del trabajo remarcan que los números son “preocupantes”, porque mientras se registra una “leve disminución” en la inflación en alimentos en Latinoamérica -a excepción de Colombia y Uruguay- no se verifica esa tendencia en la Argentina. La suba de precios promedio de alimentos el año pasado en Latinoamérica fue del 1% mensual en 2022 y bajó a 0,9% en enero 2023, con lo que de una tasa anualizada que estaba cerca del 13% pasó al 11%. Por el contrario, a nivel local subió de 94,5% a 120,2%.

Los precios internacionales de materias primas agropecuarias y alimentos mostraron importantes subas en 2021 hasta marzo del año pasado, pero a partir de abril, la tendencia se revirtió: la canasta que monitorea FAO (Naciones Unidas), que contiene un mix de precios internacionales de carnes, lácteos, aceites, granos y azúcar, había subido 19% entre enero y marzo de 2022 y acumuló una baja del 17% en el resto del año. De igual manera, el mes pasado quedó 3,3% por debajo de mismo mes de 2022.

Los especialistas señalan que, además de la baja de las commodities, hay “esfuerzos en materia de política fiscal y monetaria” por parte de los gobiernos, los que “seguramente están contribuyendo la gran estabilidad de varias de las monedas de la región (con revalorización nominal en la mayoría de los casos)”.

Asimismo, los autores del informe indican que el tipo de cambio es una de las variables que influye sobre precios internos de productos de exportación e importación. En la región hay muchos países que son exportadores netos de materias primas agrícolas y/o alimentos, como Brasil, Paraguay, y Uruguay y, cuando sus monedas se aprecian, los precios internos tienen tendencia a la baja.

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“La apreciación disminuye el atractivo de las operaciones de exportación, lo que genera a su vez una reasignación de flujos de productos hacia el mercado interno. Los países que son importadores netos también se ven impactados por los movimientos cambiarios; cuando sus monedas se aprecian, los importadores pueden comercializar a precios más bajos en moneda local”, afirmaron.

Por otra parte, subrayan que la estabilidad cambiaria también “contribuye a la deflación” en un contexto de precios internacionales en baja, como viene sucediendo con materias primas y otros alimentos.

En enero de este año, las monedas locales se apreciaron en siete de 11 países de Latinoamérica. Sin embargo, la Argentina es uno de los que no registró esa dinámica. En el mercado doméstico, el dólar (moneda de referencia) pasó de encarecerse al 4,5% mensual durante 2022 al 5,4% en enero pasado. En cambio, la variación nominal de las monedas de los países de Latinoamérica fue de -0,7% (valor mediano) en el primer mes del año, frente al 0,4% mensual promedio de 2021 y un -0,2% en 2022.