El 15 de diciembre de 2005, el por entonces presidente Néstor Kirchner, anunció la cancelación en forma anticipada y en un solo pago de la deuda por USD 9.810 millones que la Argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Dieciséis años después la Argentina se encuentra nuevamente en una posición deudora, en esta ocasión por una cifra casi cinco veces superior.

Durante 2005 la Argentina reestructuró el 75% de la deuda pública que había sido defaulteada tras la crisis de 2001 y diez días antes de Navidad Kirchner anunció que abonaría las obligaciones pendientes con el FMI con reservas de libre disponibilidad.


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El giro del dinero se hizo efectivo el 3 de enero de 2006.

A partir de ese momento la Argentina tomó distancia en la relación con el FMI y entre otras medidas decidió no aceptar las revisiones anuales que realiza el organismo por mandato del “Artículo 4” de su estatuto constitutivo. 

Esta auditoría es un procedimiento anual que el FMI realiza sobre todos sus países miembros, que la aceptan a partir de estar suscriptos al organismo con base en Washington.

Sus conclusiones no tienen ninguna injerencia en la vida política y económica de los países y sólo apuntan a que la comunidad internacional conozca el estado de las cuentas de cada miembro.

En 2005 los USD 9.810 millones representaban el 9% de la deuda pública total del país que por ese entonces se ubicaba en torno a los USD 124 millones. En tanto, las reservas eran de unos USD 26.000.

Argentina volvió a recurrir al FMI 12 años después durante la presidencia de Mauricio Macri, a quien le aprobaron un crédito contra toda regla interna por USD 57 mil millones de los que se desembolsaron USD 45.000.

La negociación actual encuentra al país en una nueva puja para lograr condiciones cumplibles para el pago de ese pasivo que tiene repercusiones en la interna del gobierno.

Hoy el presidente del bloque de diputados oficialistas, Máximo Kirchner, envió un mensaje al FMI al advertirle que no debe ser "tan goloso" en sus reclamos.