Mientras no aparecen novedades para evitar el concurso de acreedores de las firmas Garbarino, Compumundo, Garbarino Viajes, Digital Fueguina, Tecnosur y la financiera Fiden, la desesperación de los cerca de 3.800 trabajadores de la tradicional casa de electrodomésticos se acentúa.

La última semana de septiembre comienza con el cierre de la sucursal del shopping Dot Baires en el barrio de Saavedra que venía trabajando con una dotación mínima de personal y sólo entregando mercadería por ventas realizadas de manera online. Los empleados comentaban, semanas atrás, que no podían realizar nuevas ventas en el local por falta de stock.

Sucede que, sin capital de trabajo, es prácticamente imposible la continuidad de la empresa porque necesita saldar las deudas y levantar los cheques impagos de proveedores como Newsan de Rubén Cherñajovsky, que dirige una de las fábricas de  electrodomésticos más relevantes del país, dueño de un portfolio de marcas que incluyen a Noblex, Atma, Sanyo y Philco, o Mirgor, de la familia Caputo, que cotiza en bolsa y es socio estratégico de marcas globales como Samsung o Telefónica.

Por ello, el titular de la empresa, el protesorero de San Lorenzo y presidente del grupo asegurador Prof, Carlos Rosales, intenta lograr un subsidio o un fideicomiso con una entidad bancaria pública, o el ingreso de un nuevo inversor que, hasta el momento, no se produce, en algún caso, por las altas exigencias que impone Rosales al tasar su compañía.

Desde el sector gremial entienden que el profundo cambio tecnológico, acelerado por la declaración de la pandemia y las cuarentenas decretadas por el Poder Ejecutivo, impactó en la manera en que los consumidores adquieren bienes y servicios. Emiliano Iglesias, uno de los delegados explicó a NA que “se veía venir una reconversión a nivel laboral por el avance de la tecnología pero dentro de unos años, la pandemia no solo nos terminó trayendo todos los problemas que ya sabemos, sino que también acelero los cambios laborales en la mayoría de los rubros y creo que con el tiempo se va a terminar profundizando, locales grandes con muchos trabajadores ya no les interesa a los empresarios”.

Sin embargo, esta aceleración de la crisis, que está siendo aprovechada momentáneamente por cadenas de retail más pequeñas en varias provincias de nuestro país que tomaron el desmembramiento de cadenas como Garbarino o Ribeiro como una oportunidad de crecimiento, deja al desamparo a cientos de trabajadores que no tienen ni noticias ni expectativas de cobrar salarios y aguinaldos adeudados durante los últimos meses.

Esta situación lleva a tomar medidas apresuradas para paliar la crisis de ingresos y en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, se reabrió la sucursal en la peatonal Córdoba como “un esfuerzo que realizan los empleados para intentar sostener su fuente laboral, mientras siguen con el reclamo de pago de sus salarios adeudado", según explicó Juan Gómez, secretario gremial de la Asociación de Empleados de Comercio de Rosario, al diario El Ciudadano y la Región.

En la ciudad de Mar del Plata queda tan sólo una sucursal atendiendo al público. De hecho, un mes atrás no había ninguna boca de expendio disponible. Se reabrió una sucursal en la “Feliz”, ubicada en la calle Rivadavia 3045, que atiende entre las 10:00 y las 13:00. pero los trabajadores no tienen noción del momento en el que volverán a ver depositado su sueldo en el banco. Por otra parte, el managment que quedó a la salida del gerente general, Carlos García, el pasado 14 de septiembre, amenaza a los empleados con no cobrar, jamás, un peso si vuelven a cerrar la sucursal.

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Así se desprende de los diálogos que NA sostuvo con los delegados de Garbarino en cada ciudad. “Nos piden  que, al menos, tengamos abierto los locales tres horas por día, generalmente para atender quejas de los clientes mientras que nosotros estamos esperando por alguna novedad para cobrar los sueldos adeudados. Y no hay ninguna novedad de nada tampoco de si va a haber un nuevo  dueño o se hará cargo un grupo empresario nuevo del exterior”.

En la peatonal rosarina se reabrió pero sólo se ofrecen productos vía online (no hay atención dentro del local) y los empleados se encargan del despacho de mercadería. La  situación es similar en muchas localidades del Gran Buenos Aires y de la Ciudad. Emiliano Iglesias explicó que “los trabajadores no estamos despedidos porque no hemos recibido un telegrama. Muchos  optan por considerarse  despedidos mientras subsisten con los subsidios del gobierno. Pero, el estudio de Fernando Burlando había sido claro al respecto. A Carlos Rosales no le van a poder cobrar nada por la vía judicial. A pesar de ello, ya circulan muchos estudios de  abogados ofreciendo sus servicios para representarlos pero no de manera desinteresada o para cobrar luego de la sentencia sino a través de una representación colectiva donde se facturan gastos varios”.

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Abogados que ofrecen, por ejemplo, “el pago único de $3.000 (pesos tres mil) por persona cuyos intereses se encuentran representados en la denuncia a presentarse y en la querella que se sostendrá, siempre que se trate de al menos 1500 personas, pagaderos en dos cuotas mensuales consecutivas de $1.500 (pesos mil quinientos) por persona”.

La crisis de Garbarino da para todo incluso para aquellos que buscan lucrar con la desesperación de los trabajadores.