En los últimos tres años el salario formal promedio perdió un 18% en su carrera ante la Canasta Básica Total (CBT), que marca el límite de la pobreza, en un contexto de caída de la inversión del orden del 41% en el mismo lapso, por lo que “se producen cada vez menos bienes y servicios, mientras que la población sigue demandando más de ellos”, según el análisis del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).

“Desde que comenzó la actual crisis, la línea de pobreza viene creciendo bastante por encima del salario privado formal de la economía. Con estas tendencias no sorprende que el porcentaje de hogares pobres pasara de 20% a 30% entre el 2017 y el 2020”, sostuvo la entidad dirigida por Jorge Colina, que indicó al respecto que “el vínculo entre inversión y pobreza pone límites al rol del asistencialismo”.

La consultora aseguró que “en la medida que se reduce la inversión, el salario tiende a crecer menos que los precios llegando al punto en que la gente, aun consiguiendo trabajo, no logra salir de la pobreza”.

“Por eso, las propuestas, que pululan en los discursos políticos, de que la salida de los planes asistenciales es el trabajo es puro voluntarismo”, planteó IDESA, por entender que “con baja inversión, no hay posibilidad de que los beneficiarios de programas asistenciales consigan un empleo que les permita salir de la pobreza”.

En tres años, el salario perdió 18% frente a la canasta de pobreza

En consecuencia, para IDESA “con los bajos niveles actuales de inversión, el trabajo no saca de la pobreza” y por lo tanto “el asistencialismo es a perpetuidad”, al tiempo que relativizó la conveniencia de “gravar a los que más tienen para redistribuir en nombre de la solidaridad”, ya que “si esto hace caer la inversión, la pobreza se multiplicará”.

En el trienio 2018/2020, el salario formal promedio tuvo un incremento nominal del 150%, mientras que la CBT aumentó 205%, de acuerdo con los respectivos informes del Ministerio de Trabajo y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Eso significa que el salario tuvo un deterioro del 18% en comparación con la línea de pobreza y que necesitaría un aumento adicional del 22% para igualar la situación de diciembre de 2017.

IDESA explicó al respecto que “si los salarios crecen por encima de la CBT se produce un proceso de inclusión social” pero que si ocurre lo contrario “es de esperar un proceso de degradación social con aumentos de la pobreza”.

Las perspectivas no son alentadoras en función de las proyecciones establecidas en el Presupuesto Nacional 2021, en el que se estipula que “la inversión crecerá un 18% en el 2021, un 10% en el 2022 y un 7% en el 2023”.

Para IDESA, “se trata de metas muy modestas ya que implican que en el 2023 la inversión será un 10% menor que en el 2017” y por ende “el salario real no será superior al de aquella época”, lo que implica que “habrá más degradación social sin ninguna posibilidad de revertir el asistencialismo”.