Al revés que muchos encuestadores, Cristina Kirchner previó que durante este turno electoral se producirá “una elección de tercios”. El pronóstico realizado en mayo de 2023 demostraría ser acertado el 13 de agosto pasado, tras la elección PASO, que dejó a tres candidatos principales en la grilla de largada que cuentan con el respaldo de un nutrido grupo de economistas elaborando planes para el futuro de la Argentina.

Tanto, Javier Milei, el candidato más votado, como sus perseguidores, Sergio Massa y Patricia Bullrich se han asegurado el concurso de economistas de prestigio y que suelen ser consultados en los medios de comunicación como voces autorizadas en la materia.

La Libertad Avanza se sustenta en las propuestas de la Universidad del CEMA, el oficialismo que encabeza Sergio Massa, tiene en las figuras de los economistas estructuralistas de la CEPAL, herederos de las teorías de Raúl Prebisch, a sus principales ideólogos mientras que Patricia Bullrich, decidió aferrarse al plan presentado de manera pública y puesto a disposición de cualquier candidato, elaborado por los técnicos del Instituto Ieral de la Fundación Mediterránea.

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A pesar de las urgencias del momento y de los “ruidos” que se producen por las campañas negativas destinadas a confundir a la opinión pública lo cierto es que la Argentina se encamina a elegir entre planes económicos que se encuentran muy bien elaborados, teóricamente, y que son defendidos por sus impulsores con propuestas audaces para el próximo período gubernamental.

Acaso una de las propuestas más “picantes” la propone la Universidad del CEMA donde varios de sus profesores que Javier Milei escucha, proponen la dolarización de la economía nacional.

Ya tuvieron en el pasado la oportunidad de asesorar a otro Presidente

En la década del ‘90, Carlos Menem supo rodearse de los economistas a los que se identificaba como los “Chicago boys”, por adscribir a las tesis de la Universidad privada de Chicago cuyos miembros tenían la convicción de que la economía de mercado es inherentemente estable y las crisis como, las depresiones financieras, se producen por el resultado de una intervención inadecuada y errónea del Estado. En ese sentido se mostraron críticos y antagonistas de los economistas que defendían posiciones keynesianas. De allí que la figura del Premio Nobel, Milton Friedman, defensor del libre mercado, constituya el referente más importante de los profesionales que enseñan en el CEMA.

Tras la salida del “mediterráneo” Domingo Cavallo del Ministerio de Economía durante la segunda presidencia de Carlos Menem, Roque Fernández fue nombrado como su sucesor y Carlos Rodríguez, fundador de la Universidad, se desempeñó como viceministro. Hoy los dos economistas son los asesores que más está prestando atención, Javier Milei.

Otros dos profesionales del CEMA dirigieron el Banco Central en la última década del siglo pasado. Roque Fernández, primero, entre 1991 y 1996 en tiempos de la crisis del efecto Tequila, la devaluación del peso mexicano del año 1994 que impacto en la salud de las economías emergentes, y Pedro Pou hasta abril de 2001, momento en el cual se aceleró la crisis y desintegración del gobierno de la Alianza presidido por Fernando De La Rúa.

Ahora bien, cuando Javier Milei deja instalado en la discusión pública programas como la dolarización, que también defiende y promociona el historiador y economista del CEMA, Emilio Ocampo, o asegura que cerrará el Banco Central, o pondrá en funcionamiento un sistema de vouchers para cubrir prestaciones educativas y sanitarias está interviniendo con sus propuestas en ideas analizadas en los claustros de la Universidad del CEMA.

Si bien, el propio Javier Milei es economista y ha declarado adscribir su posición dentro de la escuela de pensamiento “austríaca”, cuyo principio más notorio es el concepto de individualismo metodológico, el cual se justifica en las acciones de los individuos que son los que, en definitiva, producen los fenómenos sociales, ha logrado muchos puntos de acuerdo con los teóricos del CEMA que lo proveen de un programa económico consistente.

Un plan para Bullrich

Igual de consistente es el plan u hoja de ruta económica que presentó en sociedad la Fundación Mediterránea y que la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, ha decidido abrazar en detrimento de otras propuestas de economistas que se encuentran cerca suyo y de otros profesionales que asesoran en la UCR, la Coalición Cívica, u otros partidos integrantes de la coalición que promueven su candidatura presidencial.

El alma mater del plan de la Fundación Mediterránea es Carlos Melconian que suele expresar a todo aquel que lo consulta que “tiene plan y tiene equipo”.

Comenzando por lo último, los integrantes de la mesa chica de Melconian esta compuesta por Daniel Artana, Enrique Szewach, Rodolfo Santángelo, Marcelo Capello, Jorge Vasconcelos, Jorge Colina, Juan Manuel Garzón, y Marcos Porteau, entre otros y tienen los objetivos y postulan las herramientas para implementar un plan que, es público, pero que dependerá del estado de situación que deje la administración de Alberto Fernández.

Es la salvedad que suele escucharse entre los economistas de Patricia  Bullrich. El programa económico, sus fundamentos, los objetivos están escritos y definidos pero el cómo hacerlo dependerá de una de las excusas más difundidas entre los políticos de nuestro tiempo. “La herencia recibida” o en este caso ha recibir.

Pero los ejes del plan “mediterráneo” se sustentan en tres ítems.

El primer axioma es la estabilidad macroeconómica.

A partir de allí se desgranan una serie de medidas, a saber:

Modificación del régimen cambiario y surgimiento de una economía bimonetaria.

Se tenderá hacia la posibilidad que convivan los pesos y los dólares teniendo en cuenta que la Argentina atraviesa un proceso de dolarización espontánea por el cuál la moneda estadounidense es más apreciada por la población que la moneda local, a la que utiliza para transaccionar en bienes y servicios de uso cotidiano, pero no usa para ahorrar.

En ese sentido, Melconian propondrá una reforma del Código Civil y Comercial para aplicar esta cohabitación del dólar y el peso que implica la supervivencia del Banco Central como máxima autoridad monetaria.

La otra medida macro es reducir el déficit en torno a 3,5 y 4 puntos del producto bruto interno (PBI), la magnitud económica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios del país en un año, y la podadora de gasto pasará por la quita gradual de subsidios económicos, reducción de contratos y de gastos ministeriales y de fondos fiduciarios, controlar y lograr la máxima eficiencia posible en las ayudas sociales, en los planes, y posar la lupa sobre las transferencias discrecionales, giros a las empresas públicas deficitarias y revisión estricta del Presupuesto que se apruebe.

Por ejemplo, en materia energética, que por su importancia merecería un ministerio aparte, YPF no se privatizará, sino que tendrá un rol fundamental al contrario del rol que jugará Energía Argentina, ex Enarsa, la empresa pública del sector petrolero cuyos balances serán revisados minuciosamente.

Con respecto al cepo al dólar y la corrección del tipo de cambio, cerca de Melconian son cautos al sostener que “...habrá que ver cuál es el atraso cambiario y las reservas que existirán en el Banco Central que nos dejan”.

La idea es ir hacia un camino de normalización donde vayan desapareciendo las restricciones.

Pero una vez más, los muchachos de Melconian, hay pocas mujeres en el equipo y ninguna en la mesa chica, quieren saber cuáles serán los stocks de pagos atrasados, los acuerdos internacionales suscriptos,  por ejemplo, mayores precisiones del swap con China, y las reservas netas que podrían heredar de la actual gestión.

Uno de los puntos que se inscriben en el axioma estabilidad macroeconómica parece estar siendo facilitado por la gestión de Flavia Royon en la secretaría de Energía.

La corrección de las tarifas de los servicios públicos se está produciendo, pero, en el libro de Melconian, se profundizará porque “hay que ofrecer señales al sector privado de cuánto cuestan los servicios públicos para que hagan presupuestos sobre precios reales. Y, no se produzcan distorsiones en distintas partes del país que pagan precios y tarifas mucho más altos que en Buenos Aires”.  La promesa de una tarifa social para los sectores más vulnerables se mantiene.

En ese sentido, otro de los ítems macroeconómicos a atender es el fenómeno inflacionario que está relacionado con la quita de subsidios a los precios de la energía y al déficit fiscal analizado anteriormente.

Para Enrique Szewach, en una entrevista con el diario Perfil Córdoba, “La estabilización de precios requiere primero que haya precios. Argentina tiene hoy una gran distorsión de precios porque hay precios subsidiados, precios justos, precios regulados. Primero hay que normalizar precios relativos y luego podés estabilizarlos. Esto implica tener ancla fiscal, hay que ir a déficit fiscal y un ancla cambiaria por eso pensamos en un régimen cambiario diferente”. 

Lo que parece estar fuera del plan son los controles de precios en las cadenas de supermercados. 

Carlos Melconian prefiere utilizar términos castrenses para referirse a la baja de la inflación según sus declaraciones recientes al diario La Nación, “Lo que uno tiene que darle a la gente es la idea de batalla campal, inexorable, con un gobierno alineado y, ojalá, con una política general de Estado alineada detrás de eso. Si eso es así, es irrelevante el tiempo”, en el que se bajará la inflación.

El segundo axioma del Plan es la reforma del sector público.

En lo que hace a las empresas públicas habrá una defensa de YPF pero se revisarán los contratos de ferrocarriles, en particular el sector de carga que podría ser administrado por el sector privado. Quizá se cierren algunas empresas poco relevantes y deficitarias, pero habrá otras que pueden ser normalizadas y valorizadas para privatizarlas en un momento posterior cuando el riesgo país de la Argentina baje.

Con respecto a los trabajadores del sector público, en voz baja se advierte que Melconian piensa en reducir en un 25% la estructura de la administración pública nacional.

Apunta a reducir la cantidad de ministerios, secretarías, subsecretarías y direcciones y reordenar el organigrama. Eventualmente, puede haber despidos, pero no masivos.

Además, habrá una reforma previsional. Se piensa en elaborar un programa de pensión universal al adulto mayor que suplante a las moratorias como las que se han aprobado en los últimos años.

Por otra parte, se postulará el debate de actualización de la edad jubilatoria y se irá hacia la eliminación de los regímenes especiales previsionales.

El tercer axioma que funciona como piedra de toque del plan es la reorganización del sector privado

Y, en este sector, se anotan dos casilleros importantes.

Una reforma laboral que, para los economistas mediterráneos, el sector privado ha realizado de hecho al dar trabajo en “negro”, tercerizando, o evitando cumplir con todas las de la ley.

La reforma laboral es el corazón de estos cambios para Melconian porque significará atraer inversiones y mejorar la productividad que redundará en mejores salarios.

Desde luego que, para avanzar en esa empresa, se necesitará el concurso de los legisladores nacionales que además deberán analizar que sucede en la Justicia laboral donde, el economista suele declarar que se “ha perdido absolutamente la racionalidad”.

Las herramientas que se utilizarán serán las de distinguir, en los convenios colectivos, entre grandes empresas y pymes y se fomentará el empleo joven modernizando los esquemas de la Ley de Contrato de trabajo para sacar de la informalidad a la gente.

Mientras que, para los productores que venden al exterior, se terminará con la retención producto de la brecha cambiaria y las prohibiciones para vender al extranjero, como sucede en ocasiones con la venta de carne vacuna.

Según sostuvo públicamente en distintas disertaciones en seminarios, Carlos Melconian está convencido que “...la prioridad absoluta será la drástica reducción del impuesto inflacionario y el equilibrio en general porque no conozco persona más receptiva a la baja de inflación que el trabajador. Es el empresario el que debe acostumbrarse a la estabilidad.”

Massa y sus dos rostros: ministro y candidato

Una estabilidad de precios que la economía argentina no consigue y el que el actual ministro y candidato del oficialismo, Sergio Massa, sufre a diario porque confía en su programa de planes económicos a implementar en un eventual gobierno suyo pero sabe que cada punto de inflación le mina sus posibilidades electorales.

El Sergio Massa candidato se referencia en los economistas de la CEPAL.

Si bien en el oficialismo conviven distintas agrupaciones políticas cuyos idearios económicos son marcadamente proteccionistas y estatistas, el ministro de economía y candidato presidencial prefiere referenciarse en figuras que siguen las enseñanzas del tucumano Raúl Prebisch (1901-1986) que junto a Hans Singer postuló una tesis que demuestra el deterioro continuo de la relación real de intercambio de las economías primarias, basado en que la demanda de productos manufacturados crece mucho más deprisa que la de las materias primas.

El teórico de la dinámica de las economías capitalistas es seguido por los economistas integrantes de la CEPAL, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que tuvieron influencia durante el gobierno del Presidente Raúl Alfonsín.

Desde luego que el ideario de la CEPAL difiere abiertamente y, no ya en matices, con los planes presentados anteriormente, teniendo en cuenta que se tratan de propuestas tendientes a corregir la matriz desequilibrada de la economía nacional, dirigiendo, desde el Estado, la puja distributiva de la renta.

Referentes como José Ignacio de Mendiguren, Matías Kulfas, Matías Tombolini o Emanuel Álvarez Agis son cercanos a estas concepciones que promueven, de manera decidida, el desarrollo de la industria local, el cuidado y fomento de las pequeñas y medianas empresas, la inserción laboral de empleos de calidad, y el control estatal sobre las operaciones del comercio exterior.

La noción de sustitución de importaciones para fomentar la re industrialización del país es uno de los pilares de la propuesta de Sergio Massa así como rechazar las propuestas dolarizadoras y continuar en un esquema de pesificación de la economía.

Entre las principales propuestas del candidato presidencial de Unión por la Patria figuran cuatro ítems básicos.

Orden fiscal, superávit comercial, competitividad cambiaria y desarrollo con inclusión.

Para lograrlo se propone resolver la falta de dólares que perjudican la actividad de los importadores así como el pago de deudas empresariales y el ahorro de la población. Desarrollar planes en Vaca Muerta y la explotación minera en el norte son dos de las principales llaves a gestionar para superar la restricción externa, según expresó Sergio Massa.

En torno al orden fiscal no piensa en recortar sino en ampliar la recaudación del Estado dinamizando la economía para generar mayores ingresos al fisco.

En ese contexto la problemática del cepo cambiario es una realidad no ignorada por el candidato pero suele expresar con sus economistas que llevará tiempo abandonar esas restricciones.

Será fundamental para la normalización de la economía poder cumplir con lo que sus asesores propugnan que es el desarrollo con inclusión.

El precandidato oficialista ha hecho suyo la demanda central de su base electoral, recomponer el ingreso de los trabajadores que en los últimos años sufrió una fuerte reducción por los efectos de la pérdida de valor de la moneda.

Par ello, Massa apuesta a una alianza con el sector industrial y sindical para sostener el empleo que afronta el desafío de mejorar los índices de informalidad.

Acaso el desafío mayor de sus estrategas de campaña es la idea de Sergio Massa de sacarse al FMI de encima pagándole todas las deudas. Desde luego que se trata de una propuesta hercúlea que aún no está claro cómo puede producirse y en la que están trabajando sus asesores económicos más cercanos.