Por Antonio D’Eramo

Las alamas sonaron en la última  semana de Enero cuando se produjo uno de los volúmenes negociados más bajos desde la década del ’90 del siglo pasado. La cruel realidad la dejo expuesta, hace unos días, el empresario de la nueva tecnología, Alec Oxenford creador de OLX, quien en su cuenta de twitter intentó explicar la debacle de la economía nacional y el valor destruido desde que comenzó el siglo XXI.

En su tweet reseñó “el valor destruido en la Argentina durante los últimos  25 años es escalofriante. En 1994 el valor de todas las empresas del Merval representaba el 40% de sus compañías comparables con Brasil en el Bovespa. En 2021, el valor del Merval es solo el 2% del Bovespa”. Además, el creador de la empresa letgo, puso cifras a la caída. En la actualidad representan 20.000 millones de dólares (Merval) contra 1.000.000 de dólares (Bovespa).

Los últimos datos de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, institución creada en 1854 y que conformó el principal centro de actividad financiera y de negocios en el país durante mucho tiempo, enseñan índices que no se veían desde las crisis post convertibilidad o desde la estatización de las AFJP.

El primer mes del año marcó un volumen de negocios, medido en dólares a la cotización del contado con liquidación (CCL), que no superó la barrera de los 5 millones de dólares. Esta performance, registrada en Enero pasado, la ubica en un ranking entre los cinco de peor volumen negociado. En esa lista de magras operaciones se encuentran cinco momentos claves de la economía  y finanzas de las últimas dos décadas.

Los días que siguieron a la implosión de la economía en el año 2002; las jornadas que continuaron con la novedad de la estatización de las AFJP en el año 2008; los días posteriores a la victoria en las elecciones presidenciales de 2011 de la actual vicepresidenta Cristina Kirchner; y las ruedas que siguieron al anuncio de la imposición del cepo cambiario en el año  2012.

Tan sólo algunos ejemplos de bajo rendimiento para los operadores bursátiles  que significaron cinco mazazos al clima de negocios en el país e hicieron que las empresas cotizantes perdieran valor.

Algunos analistas bursátiles explican que “estamos tomando el valor diario de la cotización del dólar en su segmento del contado con liquidación. Si somos benévolos y tomamos el dólar oficial, el del Banco Nación que rige para las operaciones de comercio exterior, estaríamos hablando de un promedio diario que rondaría los 7 millones de dólares”.  Además, el economista Ariel Ferrari, sostuvo “el panel líder, el Merval, queda relegado ya no con las bolsas del sudeste asiático o de Wall Street a volúmenes muy poco relevantes sino que queda opacado con respecto a las bolsas de la región”. El Merval representa el 10% del conjunto de empresas que cotizan en el SyP de la Bolsa de Chile y el 5 % de las que cotizan en el IPC mexicano.

Estos datos poseen efectos inmediatos en el crecimiento del valor de las empresas en nuestro país. Y, traen aparejados otros males, como por ejemplo, que nadie quiera cotizar en la Bolsa local. En 2020, el año de la pandemia por la que todas las economías americanas perdieron valor, comenzaron a cotizar en la bolsa brasileña 18 nuevas compañías mientras que la Argentina no anotó a ninguna. Hubo expectativa por empresas mineras con interés en comenzar a operar en nuestro país pero recién en las próximas semanas habrá avances en ese rubro de la economía altamente regulado.

Ariel Ferrari sostiene que la actividad bursátil sirve para crear valor y fomentar la creación de nuevas empresas. Los empresarios chilenos o mexicanos y brasileños tienen la posibilidad de competir de manera mucho más fácil contra sus pares argentinos porque acceden fácilmente al mercado de capitales y adquieren más músculo para poder desarrollarse de manera eficiente”.

La de Buenos Aires es una bolsa raquítica si la comparamos con los 5000 millones de dólares diarios que se operan en el S&P 500 de Wall Street. Y, las razones, hay que buscarlas en las devaluaciones habituales de la moneda y en el contexto de incertidumbre que se genera desde la política y se transmite a las decisiones de los ejecutivos financieros de las empresas.

El desinterés de los ahorristas por invertir en los activos locales hay que buscarlo en la ineficacia de las gestiones para crear buenos “climas de negocios”. La devaluación de la moneda nacional en el año 2018 marcó el punto de inicio del tobogán que se registró en la participación del volumen diario operado. En ese año el índice Merval cotizaba en torno a los 1800 puntos de valor medido en dólares y cayó hasta los 200 puntos en el mes de marzo de 2020 antes del inicio de la pandemia y cuarentena por el Coronavirus. Las acciones ordinarias de las empresas continúan sin concitar interés lo que refleja el estado actual de la economía argentina.