El presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Claudio Cesario, realizó un balance del sector financiero y brindó las expectativas para el próximo año, el marco de agasajo a la prensa realizado por la entidad.

En su discurso de cierre de año, el titular de ABA manifestó que el contexto internacional, complicado por la guerra y el contexto inflacionario, puede considerarse como una nueva oportunidad para Argentina y convertir las industrias emergentes en motor de crecimiento. “Para eso tenemos que resolver primero nuestros problemas endógenos y ofrecer al mundo lo que hoy demanda en términos de alimentos y agroindustria, energías convencionales y no convencionales, minería y economía del conocimiento”, afirmó el funcionario.

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Asimismo, afirmó que coincide con el Gobierno en cuanto a la necesidad de reducir la inflación: “Tanto el ministro Massa como el viceministro Rubinstein señalaron que para crecer hay que bajar la inflación”. Y agregó: “Para ello, ordenadamente tenemos eliminar la brecha cambiaria, disminuir el déficit fiscal, restringir la creación de dinero y controlar la suba de precios. Además de cumplir con lo acordado con el FMI”.

Por otra parte, aseguró que “el sistema bancario es muy sano, con elevada liquidez y bien capitalizado, aunque su tamaño es cada vez más reducido. Converger a los estándares de la región implica más que triplicar su tamaño”.

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Respecto al futuro del sistema financiero, Cesario aseveró: “A diferencia de otras crisis cuando lo cambiario contagiaba al sistema financiero, los bancos hoy son parte de la solución. Pasamos todas las turbulencias sin romper contratos, lo que representa un signo de madurez. Como siempre, el desafío es crecer y generar nuevas propuestas o soluciones de negocios para todos nuestros usuarios”.

En cuanto a los activos y pasivos del sector privado, detalló que “los depósitos crecen dos terceras partes más que los créditos. No hay demanda de crédito, ni de empresas, ni de familias y eso es producto de la elevada liquidez, que también tienen las empresas y la falta de confianza. Las pocas líneas que se toman son las subsidiadas, o sea, por debajo de la inflación. La falta de confianza lógicamente se traduce en empresarios que no invierten y familias que no se endeudan frente al temor del cambio en su situación económica”, concluyó.