La salida de la crisis en la post pandemia tendrá que priorizar a los sectores que "resuelven demandas sociales urgentes" y que por sus características son "amplios multiplicadores de empleo", por lo que habrá que dejar de lado las propuestas planteadas tanto por el "establishment financiero" como por los "grupos concentrados" locales.

Tal es la síntesis de la propuesto del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) dirigido por Andrés Asiaín, que con la reformulación del denominado "Plan Hornero", con el que la entidad aspira a la creación de 500.000 puestos de trabajo por año.

En su último informe, el Centro encabezado por Asiaín criticó "las presiones de los acreedores por imponer un 'plan económico integral" y sostuvo que el fracaso de esa opción se debió a "la ruptura de la tradicional alianza entre bonistas privados y el FMI lograda por la cintura política de Alberto Fernández".

Asimismo, rechazó el plan de los "grupos concentrados" delineado por "las representaciones institucionales de las grandes empresas (UIA, AEA) en alianza con algunos espacios del sindicalismo de la CGT", que se centra en una "reducción de la carga impositiva y de la seguridad social que abaraten la mano de obra, facilidades de financiamiento y acceso a subsidios, junto a cierto impulso al compre nacional en obras de infraestructura especialmente las ligadas al sector de hidrocarburos".

Pero al mismo tiempo, reconoce que "la reactivación económica tampoco puede reducirse a las tradicionales políticas keynesianas de demanda, ni a su versión kaleckiana (por el economista polaco Michal Kalecki) de mejoras redistributivas como impulso al consumo agregado".

Al respecto, indicó que "las políticas económica de los años impares de los últimos años, basadas en cierta mejora de demanda, con estabilidad cambiaria y de tarifas que permitan recomponer salarios, junto a un impulso en los ingresos de jubilados y beneficiarios de AUH, y el despegue electoral de la obra pública, no serán suficientes".

"La gravedad de la crisis en materia de cierre de empresas y pérdida de puestos de trabajo implican la necesidad de generar empleo en forma masiva", señaló, además de apuntar que la retracción de varios sectores por la pandemia, como turismo, gastronomía, espectáculos y centros comerciales, "obligan a repensar las estrategias de reactivación".

Por tales razones, CESO sostiene que "es vital que la política de reactivación se concentre en sectores económicos que resuelven demandas sociales urgentes" como "alimentación, vivienda, salud, educación, seguridad", que cuentan con "amplios multiplicadores del empleo y la actividad", además de un "bajo derrame hacia importaciones y compra de divisas".

Esa estrategia, "coincide en sus matrices centrales con los lineamientos del plan Hornero diseñado por el CESO" que plantea "la generación de 500.000 puestos de trabajo anuales con una inversión menor a los 2 puntos del PBI" y se complementa con "el Plan Marshall criollo" presentado por organizaciones populares al gobierno.

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"Ambos programas rompen la falsa dicotomía mercado-Estado que atraviesa el programa del establishment financiero externo y de los sectores concentrados internos", aseguró.

Asiaín rescató que la propuesta del CESO y las organizaciones populares "plantean la necesaria alianza entre el impulso estatal y el desarrollo productivo privado, cooperativo y popular, como elemento estratégico para el desarrollo".

Según el economista, "el financiamiento vía fideicomisos, fondeables con excedente de liquidez del sistema financiero interno, evita presiones adicionales sobre las cuentas públicas", así como "el bajo derrame hacia importaciones junto al impulso inicial en sectores desconcentrados, minimizan el derrame hacia el mercado de cambios".