El ministro de Economía, Martín Guzmán, y el Gobierno en general recibieron una buena noticia que si bien no se percibirá en la vida cotidiana, tiene todos los visos de ser aprovechada como uno de los caballitos de batalla en la campaña electoral: la actividad tiene asegurado un crecimiento mayor al 5,5% proyectado en la elaboración del Presupuesto.

Eso será la consecuencia de cuestiones metodológicas en la medición de la evolución del Producto Bruto Interno (PBI) conocida popularmente como “arrastre estadístico” y que en esta ocasión determinará un incremento de por lo menos el 6,1% “aun si la actividad económica quedara completamente estancada entre enero-diciembre 2021”.

El cálculo fue realizado por la consultora Invecq, en base a la diferencia entre el promedio de todo 2020 y el valor al que terminó el PBI en diciembre 2020.

El arrastre estadístico se da también en otras mediciones (por ejemplo, la inflación) y por lo general no es percibido por la población. Eso ocurre porque las estadísticas oficiales se toman en base a promedios (diarios en la inflación, trimestrales en el PBI, mensuales en el EMAE y otros índices) y lo más habitual es que la gente compare valores “punta a punta”.

Por tal razón, un aumento de precios que ocurre cerca de fin de mes no se reflejará por completo en el índice de ese período, sino que se trasladará como arrastre para el mes siguiente.

Algo similar pasó con el PBI de 2020, no sólo de la Argentina sino de la mayoría de los países por el impacto de la pandemia, ya que la recuperación económica se produjo en el tramo final del año y, en consecuencia, se reflejará en el arrastre, más allá de lo que suceda en 2021.

“Es por ello que no deberá sorprender a nadie que en los próximos meses comencemos a ver variaciones interanuales fuertemente positivas en la información oficial del INDEC”, advirtió la consultora dirigida por el economista Esteban Domecq, que también consideró que “probablemente el gobierno utilice estos buenos números que comenzarán a aparecer para fortalecer su imagen de cara a las elecciones de medio término”.

La magnitud del arrastre estadístico no puedo ser contemplado con exactitud en la elaboración del proyecto de ley de Presupuesto presentando en septiembre de 2020 y confeccionado con datos recopilados en meses anteriores, los de peor actividad del año.

Invecq señaló que “la sensación general de la población no estará marcada por este rebote estadístico, ya que esto es resultado de lo que los individuos ya experimentaron entre abril y diciembre del 2020”.

“Si el gobierno realmente quiere que la economía sea un factor de impulso electoral entonces deberá lograr que la recuperación con la que finalizó el 2020 continúe durante el 2021”, puntualizó.

Los datos oficiales de variación del PBI del cuarto trimestre de 2020 y del año completo serán dados a conocer por el INDEC el próximos 23 de marzo, pero ya se cuenta con el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que habitualmente es tomado como un anticipo aproximado.

El EMAE de 2020 marcó una caída de la actividad del 10%, pero con una mayor profundidad de la caída en el segundo trimestre, en el momento de mayores restricciones dispuestas en el inicio de la pandemia de coronavirus.

Si bien diciembre también registró una caída interanual (-2,2%) las variaciones mensuales desestacionalizadas fueron positivas en los últimos siete meses del año.

Como la base de comparación de los meses venideros será el primer tramo de la pandemia y la cuarentena, no será de extrañar que las variaciones del EMAE de marzo y abril no sólo sean positivas, sino que, además, muestren valores de dos dígitos, aun cuando la actividad puede resultar inferior a la de 2019.

De esa forma, se podrá quebrar la racha de tres años consecutivos de caída del PBI.