Por Aldo Abram (*)

El 2020 será recordado como el año en que nuestro barco "Argentina", que ya estaba en estado crítico, padeció el huracán "Pandemia".

Por suerte, no parece probable que en 2021 asistamos a su hundimiento.

Navegaremos por mares internacionales sumamente favorables casi todo el año.

Los excesos de liquidez generados por los bancos centrales de los países desarrollados, para contrarrestar el impacto negativo del Covid-19 en la economía, no solo aumentan el financiamiento en el mundo, sino que deprecian sus monedas.

Así que, lo primero incrementará la demanda externa y lo segundo aumentará los precios de nuestras exportaciones que cotizan en esas monedas duras.

Es cierto que la sequía regional afectará negativamente la cosecha del segundo trimestre; pero también lo es que colabora al alza de las cotizaciones de los granos afectados.

Sin embargo, la fuerte suba de precios llevará a las ventas externas a rondar los valores de 2019.

La reactivación que observamos este último tiempo, ha sido consecuencia de dejar trabajar a personas y empresas que durante la cuarentena más estricta se les prohibió hacerlo; lo que continuará durante buena parte de 2021.

Con un acuerdo con el FMI, que quite ese factor de incertidumbre, y el favorable viento internacional, el barco seguirá a flote y avanzando; pero cada vez con menor fuerza.

Sería un error por parte del gobierno confundir esta realidad con la de un navío que está en condiciones ideales y emprende un raudo y largo viaje.

Esto ya lo vivió Cambiemos que, a partir de anunciar que haría las reformas estructurales necesarias para reparar el averiado barco, logró salir poco traumáticamente del cepo; lo que, sumado a la solución del problema de los holdouts en Nueva York, logró generar vientos muy favorables.

El aumento de la credibilidad, es decir del crédito, le permitió mantener la nave a flote sin arreglar los problemas estructurales que esta tenía.

Sin embargo, en 2018, arreció la tormenta de la fuga de capitales, que no es otra cosa que la pérdida de credibilidad de argentinos y extranjeros en que "Argentina" podía mantenerse a flote.

Por eso, se lanzaron a los botes salvavidas a huir del desastre.

El gobierno tiene que aprender de la historia. Si aprovecha la actual reactivación para implementar un plan para arreglar "Argentina", con un detallado programa de reformas estructurales y se pone manos a la obra, el 2021 será el inicio de un largo y veloz viaje al desarrollo.

Si no, será solo un período de calma en el que podrá disfrutar la brisa por un tiempo; pero, al igual que la tripulación anterior, pronto verán que el barco hace agua y se termina hundiendo.

(*) Economista y director de Fundación "Libertad y Progreso".