La recaudación del IVA destinado al consumo interno acumula 18 meses consecutivos de caída interanual en términos reales, en tanto que los aportes y contribuciones a la Seguridad Social llevan 24 meses de retracción, como consecuencia de la recesión económica, la baja del poder adquisitivo de la población y el aumento del desempleo.

Los datos surgen de los informes periódicos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) cruzados con la inflación difundida por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Si bien el mal desempeño se agravó con la caída de la actividad económica por la cuarentena iniciada el 20 de marzo, la extensión del descenso se remonta hasta mediados de 2018, en coincidencia con el inicio del proceso recesivo luego de la devaluación del peso en abril de ese año.

En junio, los ingresos en concepto de IVA tuvieron una merma real del 22% en relación con el mismo mes del año pasado, pero la caída fue mayor en el caso de las operaciones relacionadas con el consumo interno, denominadas en la presentación de las planillas “IVA DGI”, a diferencia del IVA aduanero o “DGA”, que grava operaciones de comercio exterior y que cayó 11,2%.

El IVA DGI cayó (interanual) 27%, cinco puntos porcentuales más que el IVA general, debido en gran parte al impacto de la pandemia, aunque la pérdida pudo haber sido mayor de no haber mediado una “fuerte retracción de las devoluciones”, según en análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso.

“Adicionalmente, la recaudación de IVA se vio afectada por el reintegro creado en la Ley 27.541 de Solidaridad Social y Reactivación Productiva y reglamentado por la Resolución General 4676/2020 de AFIP”, indicó la entidad bicameral dirigida por Marcos Makón, en referencia a los reintegros para beneficiarios de planes que no superen el mínimo jubilatorio.

Esos reintegros tienen un tope de $700 por mes (o $1.400 según el casos) y pueden ser computados por las entidades financieras contra las obligaciones de IVA y del Impuesto sobre los Créditos y Débitos.

Por otra parte, entre septiembre y diciembre del año pasado influyó la rebaja a cero de la alícuota del IVA a trece alimentos básicos, lo que determinó que en esos meses hubiera ciertas divergencias entre la evolución de la recaudación.

Como con el IVA DGI, buena parte de esas caídas obedece al impacto económico del COVID-19, aunque también incidieron distintas medidas de alivio fiscal.