El gasto público no crece en términos reales por primera vez en catorce años de gobiernos kirchneristas
No obstante, se prevé que el recrudecimiento de la pandemia, el congelamiento de tarifas y el año electoral obligará a incrementar las erogaciones en los próximos meses.
El ajuste fiscal del primer trimestre “está dando señales de austeridad” y se refleja en que por primera vez en todos los gobiernos kirchneristas el gasto público no aumenta en términos reales, aunque las perspectivas para los próximos meses indicarían un incremento de las erogaciones por la “segunda ola” de la pandemia de coronavirus, el aumento de los subsidios por la decisión de continuar con el congelamiento de las tarifas y la necesidad de “poner plata en la calle” de cara a un año electoral.
La consultora Invecq destacó en su último informe de coyuntura que los ingresos totales del primer trimestre se mantienen a valores reales en los mismos niveles que los del mismo período de 2019, punto de comparación elegido para excluir los efectos de la pandemia.
Asimismo, el gasto total tuvo una caída del 3% en el mismo período, lo que se traduce en una reducción del déficit financiero, aunque en este caso como efecto de la reprogramación de los vencimientos de la deuda.
“Se evidencia una reducción del déficit público total desde unos 240.000 millones de pesos en 2019 (en pesos constantes actuales) a poco más de 180.000 millones de pesos, equivalente a una corrección del 24% real”, destacó la entidad dirigida por Esteban Domecq.
En el caso del resultado primario (sin considerar los intereses de la deuda) fue deficitario en casi $70.000 millones, una desmejora en relación con los $22.000 millones de superávit del primer trimestre de 2019, que puede ser explicado tanto por la pandemia como por la caída general de la actividad, de al menos un 4% en los 24 meses transcurridos.
En el caso de los ingresos, el mantenimiento del nivel en términos reales a pesar de la caída de la actividad es explicado por Invecq como el efecto de una mayor carga tributaria desligadada del impulso del mercado interno.
Al respecto, indicó que en el caso de los impuestos ligados a la actividad interna, “todos caen”: “por contribuciones a la seguridad social se está recaudando 15% menos, el IVA está aportando 7 puntos porcentuales menos que hace dos años y el impuesto al cheque cae casi 4%”.
“Sin embargo, toda la caída producto de la recesión está siendo compensada exactamente por el incremento de la recaudación de varios impuestos que sí sufrieron ‘innovaciones’”, acotó, en referencia a “una ley de emergencia que suspendía rebajas de impuestos y subía otros, como las alícuotas de bienes personales y retenciones”.
En ese sentido, subrayó que “el impuesto a los bienes personales crece casi 600% por encima de la inflación acumulada, las retenciones aportan el doble de recursos, los impuestos internos 20% más y el impuesto a la riqueza también aportó lo suyo en los últimos meses”.
Sin embargo, la consultora consideró que “hay varios elementos en el horizonte cercano y no tan cercano que hacen pensar que esta austeridad sería pasajera” y en el resto del año se impulsaría un mayor gasto.
“Si la segunda ola de contagios no logra ser controlada y se necesitan mayores restricciones, necesariamente los recursos tributarios recaudados menguarán al mismo tiempo que deberían volver a ponerse en marcha algunos programas de transferencias como los del año pasado”, advirtió en primer término.
Por otra parte, Invecq señaló que “la política tarifaria ya está decidida y no justamente en el sentido que (el ministro de Economía, Martín) Guzmán deseaba”, ya que “el virtual congelamiento de tarifas energéticas provocará que la cuenta de subsidios continúe agrandándose con el correr de los meses”.
“En tercer lugar, y aunque hayan sido postergadas, estamos en un año electoral y difícilmente el gobierno quiera acercarse a la contienda con una política fiscal conservadora: ‘poner plata en la calle’ volverá a ser la consigna que se escuchará en el equipo económico”, agregó.
Por último, Invecq espera que una vez que se atenúe la aceleración inflacionaria, a partir de septiembre la dinámica de las jubilaciones se revierta y, en vez de caer como viene ocurriendo en la actualidad “es probable que ocurra exactamente lo contrario y que los aumentos superen a la tasa de inflación”.
Esas cuatro presiones en el gasto, sumadas al “exceso de pesos inyectados en la economía durante en 2020” podrían ser “el combustible de la aceleración inflacionaria que estamos viendo en estos días”.
“Renunciar a una corrección fiscal más rápida durante este año que le quite presión al BCRA sería jugar con fuego. El aumento de los tipos de cambio paralelos de esta semana debería servir de alerta”, alertó Invecq.