El FMI corrigió a la baja sus proyecciones de crecimiento económico de la Argentina para este año, pero al alza sus perspectivas de inflación en el país, aunque la ubica sensiblemente por debajo de las expectativas de las consultoras privadas que participan del REM.

Según el organismo, el PBI argentino crecerá solo 0,2% en 2023 (contra el 5,2% que registró en 2022) como consecuencia de la sequía y por efecto de la guerra en Ucrania y que la inflación para este año trepará al 88% medido punta a punta, lejos del 60% que el Gobierno proyectó en el Presupuesto Nacional pero por debajo del 110% que esperan las consultoras privadas.

Con esta proyección el FMI prevé que la inflación baje este año 6,8 puntos porcentuales respecto de la del año pasado que fue del 94.8%.

Solo Venezuela (con una inflación proyectada del 250% anual) y Zimbabwe (con un 181%) superan a la Argentina en el "ranking" mundial de inflación.

El último informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales, que el Fondo Monetario difundió este martes desde Washington, fue presentado por su economista jefe, Pierre-Olivier Gourinchas.

El funcionario consideró que la inflación bajará a nivel global a lo largo de 2023 y, en ese sentido, resaltó que muchas economías de países emergentes "están repuntando".

Además, se hizo hincapié la necesidad de que los países avancen en sus políticas de consolidación fiscal y de integración comercial.

Por su parte, Petya Koeva Brooks, directora adjunta del Departamento de Investigaciones del organismo., afirmó que “en materia de crecimiento, hemos visto una vertical desaceleración en el último trimestre de 2022 y alguno de estos impactos se espera que trasladen a este año y, por supuesto, el impacto de la sequía es la razón por la significativa reducción de la previsión de crecimiento para este año”.

En tal sentido, Petya Koeva Brooks sostuvo: “Es importante la política macroeconómica, tener una política monetaria restrictiva como así también que la política fiscal esté en línea con lo establecido en el programa de apoyo del FMI”.

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En el informe, el FMI señaló además que la economía mundial "se encuentra una vez más en un momento muy incierto, con los efectos acumulativos de los últimos tres años de impactos adversos, en particular, la pandemia de Covid-19 y la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que se manifiestan de formas imprevistas".

"Estimulada por la demanda reprimida, las persistentes interrupciones del suministro y los picos de los precios de las materias primas, la inflación alcanzó máximos de varias décadas el año pasado en muchas economías, lo que llevó a los bancos centrales a endurecerse agresivamente para volver a alcanzar sus objetivos y mantener ancladas las expectativas de inflación", evaluó.

Y añadió que "el rápido aumento de las tasas de interés y la desaceleración anticipada de la actividad económica para poner la inflación en una trayectoria descendente, junto con las brechas de supervisión y regulación y la materialización de riesgos específicos de los bancos, contribuyeron a tensiones en partes del sector financiero".

En este marco, el Fondo proyectó que la economía mundial crecerá este año un 2,8%, 0,1 puntos menos que en el informe anterior, difundido en enero último.

El organismo mejoró de 1,4% a 1,6% el crecimiento de los Estados Unidos, mantuvo estable el de la Unión Europea y China en 5,2% y bajó el del Brasil de 1,2% a 0,9%.

El ministro de Economía, Sergio Massa, llegará este jueves a Washington para participar de la Asamblea de Primavera del FMI y del Banco Mundial. Recientemente, el organismo aprobó la cuarta revisión del acuerdo con la Argentina y flexibilizó las metas de acumulación de reservas, justificando así el impacto de la sequía en el país. No obstante, le reclamó al Gobierno que endurezca su política macroeconómica para bajar el déficit que, según el acuerdo, no debería superar el 1,9% del PBI este año.