El déficit fiscal primario ascendió a 2,7% del PIB en 2023, lo que representa un incremento de 0,4 puntos porcentuales respecto al registrado en 2022, según datos que informó el Ministerio de Economía.

En tanto, el déficit financiero (pago de intereses de la deuda) fue de 3,3%, 1,4 puntos encima de lo registrado en el año anterior.

De esta forma, el déficit consolidado trepó a 6%, contra el 4,2% de 2022, de acuerdo a un informe del IARAF.

Este aumento del desequilibrio de las cuentas públicas se agudizó en la segunda parte del año en medio de la campaña electoral.

En ese momento, el ex ministro Sergio Massa, se comprometió ante el FMI a cumplir con un déficit fiscal de 1,9% del PIB para 2023 a cambio de que le giren U$S 7.500 millones.

Sin embargo de inmediato el gasto comenzó a desbocarse y se llegó a un rojo 0,8 puntos superior al admitido. En términos monetarios significa un gasto superior a los ingresos del orden de los U$S 4.000 millones.

Cabe mencionar también que durante el año pasado la economía se vio sometida al impacto de la sequía que provocó una baja de ingresos del orden de 1% del PIB.

En ese contexto, los gastos se redujeron 0,6% que resultó insuficiente para equilibrar las cuentas públicas.

De la información oficial surge que diciembre fue uno de los peores meses en cuanto al manejo de las cuentas públicas.

El déficit primario fue de $ 2 billones con un alza interanual de 351%, mientras que el financiero alcanzó a  $ 5,3 billones, elevándose 1.270% con relación al mismo mes del año anterior, tras el pago de intereses de deuda por $ 3,3 billones.

Dado el elevado monto de pago de intereses de deuda pública la consultora Aurum señaló que “es probable que se haya incluido el pago de los bonos DICP y TDF24. De este modo se habría incrementado el pago de intereses en 2023 por la cancelación anticipada de deuda intra sector público por $2.9 billones”.