El acuerdo Europa-Mercosur, otra vez bajo la lupa
Expectativa en la Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Después de las elecciones para la conformación del Parlamento Europeo, el acuerdo económico del Viejo Continente con el Mercosur volvió a quedar bajo la lupa.
El chocolate belga, un auto alemán, un espumoso francés o un queso español, podrían entrar sin aranceles a cinco países suramericanos, la Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Pero para ello debe quedar ratificado el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el bloque de Mercosur, según un análisis aparecido en un medio del Viejo Continente.
Para firmar este ambicioso pacto en 2019, se necesitaron más de 20 años de espinosas negociaciones, explicó un artículo del sitio France 24.
Y cinco años después, las elecciones al Parlamento Europeo que se celebraron el fin de semana podrían, o bien darle un impulso, o esconderlo en el escritorio por un periodo más prolongado.
De ratificarse, se crearía un mercado bilateral de casi 800 millones de personas que eliminaría inmediata o progresivamente los aranceles sobre más del 90% de los bienes que se importan mutuamente, lo que ahorraría unos 4.000 millones de euros al año solo a la Unión Europea.
En lo que respecta a los sectores industriales de la Unión Europea, según las autoridades económicas comunitarias, un pacto como este ayudará a impulsar las exportaciones de productos que hasta el momento se enfrentaron a aranceles elevados y a veces prohibitivos. Por ejemplo, los melocotones enlatados actualmente entran a los países de Mercosur con un gravamen del 55%; los automóviles, las prendas de vestir, el calzado y los refrescos, lo hacen con hasta un 35%; los vinos con el 27% y el chocolate y la confitería con el 20%, por mencionar sólo algunos casos.
En tanto, del lado de Mercosur, una importante despensa de granos y carne, entre los productos favorecidos -sujetos a cuotas máximas anuales- figuran miel, arroz, azúcar o aves, que entrarían sin arancel a Europa. También figura la carne, cuya tarifa bajaría al 7,5%, apuntó el medio del canal de televisión francés.
Los agricultores de toda Europa, que llevan meses protestando contra el aumento de los costos locales, agregaron a su lista de peticiones abstenerse de ratificar el acuerdo, pues temen que alimentos baratos inunden sus mercados y les quite participación.
Gobiernos como el de Francia también fueron críticos de lo pactado, especialmente en lo concerniente a las cuestionadas prácticas medioambientales de industrias como la cárnica, a menudo vinculada con la deforestación o la violación de derechos laborales.