El anuncio del acuerdo con el FMI que se conoció hoy genera muchísimo alivio, ya que así logran descartarse los escenarios más temidos, como era entrar en default con ese organismo.

Si bien todavía restan conocer detalles y el acuerdo no está totalmente cerrado -falta la aprobación del directorio ejecutivo del Fondo Monetario- todo indica que estamos muy cerca del final de las negociaciones.

Creo que uno de los puntos centrales del entendimiento pasa por la reducción gradual del déficit fiscal, de 2,5% del PIB para 2022; 1,9% para 2023 y 0,5% para 2024.

Pero hasta el momento no se ha detallado cómo se podrán recomponer las reservas del Banco Central, cuál será el cambio en la dinámica para que la autoridad monetaria deje de perderlas y pueda incrementarlas.

No se contemplan, por lo que se ha difundido, reformas estructurales, ni tampoco qué pasará de aquí en más con el cepo cambiario: quedan aún muchas preguntas, pero lo importante, insisto, es que no se rompió con el FMI y, por ende, no caeremos en default con ese organismo.

La reacción en los mercados, este viernes, ha sido muy positiva, pero los precios de las acciones y de los bonos aún están por debajo de los niveles que tenían hace apenas un mes. Siguen en el piso, aunque deberían ir mejorando con el correr de los días.

La letra chica del acuerdo, que seguramente se conocerá pronto, nos permitirá determinar si efectivamente estamos en condiciones de lograr un rumbo de crecimiento económico  sostenido.

* Economista. Ex secretario de Finanzas