Siete de cada diez familias del área metropolitana (AMBA) debieron endeudarse, consumir ahorros, comprar menos alimentos y tratar de subir los ingresos para afrontar la crisis generada por la pandemia, según un informe elaborado por el INDEC.

De acuerdo con el estudio, el 68,3% de los hogares de Capital y conurbano bonaerense con jefe o jefa asalariado no registrado recibió prestaciones implementadas a partir de la pandemia.

En tanto que el 63,9% de esos hogares con jefe o jefa trabajador independiente no aportante recibió prestaciones implementadas a partir de la pandemia.

El informe corresponde al período agosto-octubre de 2020 y analiza el impacto del Covid-19 en los hogares.

La semana pasada, el INDEC divulgó el informe sobre pobreza e informó que el 42% de la población se encuentra en esa situación, equivalente a 19 millones de personas en todo el país. 

El 70,6% del total de hogares consultados manifestó haber tomado algún tipo de medida para hacer frente al impacto de la pandemia en su economía.

Este porcentaje se acrecienta si se toman en cuenta los hogares cuyo jefe o jefa tiene el nivel educativo más bajo (78,0%), agregó el organismo.

Las cuatro medidas consideradas fueron: recurrir al endeudamiento, generar nuevos ingresos, utilizar stock (ahorros o venta de alguna de sus pertenencias) y reducir el consumo de al menos un alimento por razones económicas.

El sondeo detectó que el 46,0% de las familias manifestó haber implementado dos o más medidas durante la pandemia, aunque la principal fue el uso de ahorro o venta de pertenencias (44,7%) seguida por el endeudamiento (41,5%).

Apelar a la toma de deuda, fue la estrategia más frecuente (50,5%) en los hogares con jefes o jefas con nivel educativo bajo, señaló el organismo público.

Los jefes y jefas asalariados que mantuvieron durante la pandemia su puesto de trabajo previo lograron sostener el ingreso laboral en un 81,1% de los casos relevados.

Para aquellos jefes y jefas registrados, esa situación alcanzó al 83,8% de las consultas, mientras que para los no registrados descendió al 67,2%.

Por otra parte, el estudio oficial también indaga otros terrenos más allá de la situación económica, de ingresos y de empleo, vinculados con las actividades sociales y conductas para afrontar el Covid. 

Así, surge que el 60,4% de los entrevistados del estudio manifestó cambios relacionados con la práctica de actividad física a partir de la pandemia: un 45,5% dejó o disminuyó y un 14,9% comenzó o intensificó dicha actividad.

Más del 75% de los encuestados declaró haber incorporado las tres medidas de distanciamiento social aconsejadas: evitar saludos de manos, besos o abrazos con personas que no pertenecen al hogar, evitar participar en grupos con más de 10 personas (como reuniones familiares, fiestas y eventos) y reducir la frecuencia para hacer compras en negocios o comercios.

Más de la mitad (56,3%) de los consultados expresó sentir más ansiedad que antes de la pandemia. Este porcentaje es algo más elevado en los hogares donde disminuyó el ingreso familiar (62,4%).

Con respecto a las dificultades para dormir, el 33,5% de los encuestadores manifestó tener más dificultades desde el inicio de la pandemia.