Si bien la situación mejora en cada período a partir de la recuperación económica, unos 625 mil porteños continúan en condición de pobreza, como prolongación de la delicada situación que provocó la cuarentena de 2020.

La tasa de pobreza en la Ciudad de Buenos Aires al cierre del primer trimestre de 2022 fue de 20,3%, que representa una baja de 1,3 puntos con relación al período anterior, según datos del Instituto de Estadística porteño. Si se compara con el mismo lapso de 2021 la reducción es de 6,2 puntos.

La peor situación socioeconómica en CABA se vivió en medio de la cuarentena cuando en el segundo trimestre de 2020 un tercio de los habitantes había caído en la pobreza. Pero desde ese punto y a partir de la recuperación de la actividad, el trabajo y el salario se inició un proceso de recuperación que redujo ese porcentaje 13,3 puntos.

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La otra cara de la moneda muestra que aún se está lejos de lo que fue el mejor escenario en el tercer trimestre de 2015 cuando eran pobres el 13,6% de los porteños.

Este es el primer dato oficial de pobreza que se conoce para el año, ya que a nivel nacional se evalúa en forma semestral y el INDEC lo divulgará a fines de septiembre con datos a junio.

En tanto, en condición de indigencia se encuentra el 5,9% de la población, o sea 182.000 personas (ya incluidas en el total de pobres), que representa una baja interanual de 3,5 puntos. Con relación al cuarto mes de 2021 prácticamente no hubo cambios en la medición de indigencia.

En referencia a la información oficial, la mejora de la condición social está vinculada a un avance en el mercado de trabajo y en ingresos.

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“En el primer trimestre de 2022, el empleo siguió en ascenso (50,4%) y se expande por encima de la actividad (55,3%), por lo que la tasa de desocupación se contrae (8,7% de la población activa, unas 148.500 personas buscan una ocupación y están disponibles para empezar a trabajar pero no la consiguen)”, dice el trabajo. En paralelo, los ingresos laborales promedio crecen interanualmente (66,3%), así como la masa de perceptores.

A esto se suma que “los ingresos no laborales también aumentaron (69,7%), aunque se redujo la cantidad de perceptores a un nivel históricamente bajo”.  En tanto, hubo incrementos en jubilaciones y pensiones (66,5% en promedio) y en las otras transferencias monetarias del Estado como la AUH (52,7%).