David Lipton, hombre clave en la negociación del acuerdo del Fondo Monetario Internacional (FMI) con la Argentina en 2018, dejó su cargo como asesor especial de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.

Se trata de uno de los colaboradores más cercanos a Yellen en varios temas globales y, en particular, quien mantuvo la supervisión sobre la relación con el gobierno de Alberto Fernández.

Lipton ha sido asesor de asuntos internacionales de Yellen durante los dos últimos años, después de que saliera de su jubilación.

"Será insustituible para el departamento, pero me siento increíblemente afortunada de haber contado con su asesoramiento", dijo Yellen en un comunicado.

Destacó que "durante ese tiempo, David ha ayudado a dar forma a nuestra agenda internacional a través de un amplio conjunto de desafíos, desde la recuperación de la pandemia a nuestra respuesta a la guerra de Rusia contra Ucrania".

Lipton, de 69 años, también ayudó a asegurar un acuerdo histórico sobre un impuesto mínimo global y a avanzar en el límite de precios del G7 sobre el petróleo ruso, dijo el departamento del Tesoro.

LEÉ: Qué esperan analistas internacionales sobre inflación, dólar y consumo en la Argentina para 2023El funcionario ahora retirado conoce a la Argentina desde los 80, cuando formó parte de las misiones del FMI al país en la compleja "década perdida", mientras el país permanecía en un estado de semi-cesación de pagos durante la dictadura militar y el gobierno de Raúl Alfonsín.

Luego se transformó en subsecretario del Tesoro durante la administración de Bill Clinton por 5 años, donde cumplió un rol clave en la crisis de los países asiáticos, mientras observaba con un ojo crítico el desarrollo de la convertibilidad en la Argentina, sobre todo a partir de la devaluación brasileña de 1999.

Tras pasar por el Citigroup y Moore Capital, Lipton fue Asistente Especial del Presidente y Director Principal de Asuntos Económicos Internacionales del Consejo Económico Nacional de Estados Unidos y del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en la Casa Blanca.

El economista con un doctorado en Harvard que formó equipo con Jeffrey Sachs, volvió al Fondo en 2011, pero como el número 2 del organismo que en ese entonces lideraba Christine Lagarde, con quien desarrolló una muy buena y complementaria relación.

La abogada francesa se focalizó en la agenda diplomática y política y el economista norteamericano en las cuestiones técnicas y el manejo del staff del organismo.

En este contexto debió lidiar con la compleja relación que había con el gobierno de Cristina Kirchner por la manipulación de las estadísticas públicas, que provocaron una sanción inédita en el FMI en 2013 con una moción de censura que obligó al equipo económico de Axel Kicillof a negociar ciertos cambios que no se concretaron hasta el final de ese mandato, ya que la normalización del Indec llegó con el gobierno de Mauricio Macri.