La inflación, la sequía, las fuertes restricciones a las importaciones y la retracción de la actividad, son algunos de los factores que explican la pérdida de impulso de la economía argentina.

También, la reducción de ingresos y del consumo, sumado a la incertidumbre por el año electoral, son otros aspectos que impactan en todos los sectores, de acuerdo con un informe elaborado por la consultora Abeceb.

"Hay una ralentización del sector industrial. 2022 cerró con un crecimiento del 4,3% y para este año proyectamos -0,1%" sostuvo Natacha Izquierdo, responsable de práctica sectorial de esa empresa. Según la ejecutiva, el sector que más se mueve dentro de la industria "sigue siendo el automotriz, ya que, aunque tiene algunos problemas de importación de insumos y autopartes, se posicionó muy bien en el exterior. Y la restricción de autos importados hizo que ganaran share las terminales que producen localmente".

Según Izquierdo, los que seguirán siendo ganadores "son los menos permeables a los desequilibrios de nuestra economía. Si bien sufren los desequilibrios, son actividades que están traccionadas por la integración global y se mueven por su propia inercia".

En este grupo -de acuerdo con el informe- está Petróleo y Gas, que será el sector estrella por su potencial para sustituir importaciones de gas y aumentar las exportaciones de gas y crudo en un contexto en el que apremia la restricción externa y la escasez de divisas. Abeceb proyecta una suba del 13% para la producción de crudo y del 6% para la de gas (sujeta al avance del Gasoducto Néstor Kirchner en el año).

En Minería, el crecimiento proyectado para 2023 es de 3,4%, mayormente traccionado por precios; las decisiones de nuevas inversiones se ralentizaron a la espera de una mayor certidumbre macroeconómica y de las reglas de juego. En este sector, las restricciones a las importaciones de insumos esenciales "tensionan la producción de minerales como oro
y plata y retrasan el avance de proyectos de construcción y/o ampliación de plantas para la extracción de litio. A eso se suma que el encarecimiento del costo de capital a nivel internacional", advirtió el reporte.

Por su parte, la Agroindustria sufre los efectos de la sequía y la magra campaña 2022/23, donde la menor oferta de granos no sólo impactará negativamente en las exportaciones en 2023 (entre US$12.300 millones y US$15.000 millones) y en el consecuente ingreso de divisas, sino que ya compromete las inversiones en tecnología y bienes de capital para el ciclo 2023/24.

Las expectativas ante el inicio de la campaña fina 2023/24 son moderadas, el mes bisagra es abril para decidir cómo y dónde avanza, debido a que el cambio de ciclo climático va hacia la neutralidad más que a un niño y es clave la recarga de agua, señaló la consultora.

En la Construcción, la menor actividad económica y la inestabilidad de precios continúa en el centro de las preocupaciones del sector, que sufrirá una caída de 1% este año.

Para ramas de la Industria, como la Automotriz, Maquinaria y Equipo y Químicos, el endurecimiento de las restricciones a las importaciones generó una escasez de insumos y productos importados que permitió a las empresas nacionales reposicionarse y ganar mercado. Además, la presión inflacionaria en un contexto de escasez de alternativas de ahorro incentivó la compra de bienes durables como maquinaria agrícola y bienes de capital como resguardo de valor, consideró Abeceb.

No obstante, alertó que para este año "las oportunidades comienzan a desvanecerse y los desequilibrios macro ponen un freno a la dinámica del sector. Se espera una desaceleración de la producción industrial (-0,1% 2023 versus. +4,3% 2022), que comienza a sentir el impacto financiero de los elevados costos con los proveedores externos por mayor incertidumbre respecto al plazo de pago".

De manera similar, la producción de Alimentos y Bebidas comenzó un proceso de desaceleración en la segunda mitad de 2022: se espera un sendero positivo pero decreciente en 2023 (+1% interanual) con problemas vinculados a la importación de insumos por mayor administración comercial y negociaciones con el Gobierno en el marco de "Precios Justos".

Por el lado de la demanda, en 2023 se espera una disminución del consumo privado (-0,4% este año, contra el 9,8% de 2022) de la mano de un nivel de actividad recesivo, con mayores tasas de interés en términos reales "que podrían limitar el endeudamiento y salarios que se espera se reduzcan en términos reales en 0,8% interanual, induciendo a los consumidores a ser más cautos", evaluó el informe.

En tanto, Electrodomésticos y electrónica de consumo también desacelerarían este año (+1,2% 2023 versus +5,8% 2022), ya que el recambio de bienes durables "comienza a agotarse de cara a 2023 aunque parece haber margen motivado por el temor al salto del dólar y precios más baratos que en el exterior", estimó la consultora.