De vendedor ambulante a magnate minero: la inspiradora historia de Luis Vacazur
San Antonio de los Cobres, cuna de un imperio es la cuna de este imperio. Una historia de película.
Luis Vacazur, un colla nacido en el corazón de la Puna salteña, ha protagonizado una de las historias más inspiradoras del empresariado argentino. Su vida, marcada por la humildad y la lucha, lo llevó desde vender rocas volcánicas en el Tren de las Nubes hasta convertirse en un referente de la industria minera, con una facturación anual que supera los 10 millones de dólares.
Un sueño hecho realidad
Sus inicios fueron modestos. Vacazur se ganaba la vida como cualquier otro lugareño, ofreciendo a los turistas objetos artesanales y sacándose fotos con llamas. Sin embargo, su espíritu emprendedor y su deseo de superación lo impulsaron a adentrarse en un mundo completamente distinto: la minería.
Con una combi y una gran dosis de determinación, fundó la empresa GVH. Treinta años después, su flota cuenta con 80 vehículos y se ha convertido en un actor clave en el sector minero argentino.
Un puente entre comunidades y empresas
Vacazur no solo ha logrado un éxito empresarial indiscutible, sino que también ha sido un incansable defensor de su comunidad. Consciente de las tensiones históricas entre las comunidades originarias y las empresas mineras, decidió construir un puente entre ambos mundos.
Fundó una cámara empresaria para que los pueblos originarios pudieran convertirse en proveedores de la industria minera, generando así oportunidades de empleo y desarrollo para toda la región.
Un ejemplo a seguir
La historia de Luis Vacazur es un claro ejemplo de que con esfuerzo y perseverancia se pueden alcanzar grandes metas, incluso en los entornos más adversos. Su trayectoria inspira a miles de personas, demostrando que es posible combinar el éxito empresarial con un profundo compromiso social.
"Sin minería, ¿de dónde íbamos a sacar los empleos de todos los emprendedores y los trabajadores de la puna?", se pregunta Vacazur. "Hoy en la Cámara empleamos a más del 15% de la población de San Antonio de los Cobres", asegura.
Su figura se ha convertido en un símbolo de esperanza para las comunidades originarias de la región, demostrando que es posible lograr un desarrollo económico sostenible que beneficie a todos.