Humo mucho humo sobre el campo argentino. Los integrantes del sector económico más dinámico e integrado a la economía mundial del país observan como varias compañías del agro se encuentran atravesando una grave crisis financiera por haber apostado en los mercados en vez de concentrarse en sus negocios originales.

El caso paradigmático es el de la empresa Los Grobo y Agrofina relacionadas con el denominado “Rey de la soja”, el audaz e imaginativo ingeniero Gustavo Grobocopatel que, en la actualidad, explica a propios y extraños que sólo posee un 10% de la Los Grobo Agropecuaria junto a su hermana Matilde. El resto pertenece al fondo de inversión Victoria Capital Partners cuyo management decidió intervenir en el mercado financieron emitiendo obliganciones negociables y pagarés bursátiles por cifras millonarias que no están en condiciones de afrontar.

Cuando todo era tiempo de vinos y rosas había un primo díscolo dentro de la familia Grobocopatel. Bernardo Grobocopatel, creador del club de fútbol Agropecuario de Carlos Casares, eligió una frase en redes para referirse a la deriva comercial de sus primos. “42 años de humo”, sintetizó acerca de la trayectoria de la empresa Los Grobo Agropecuaria que desde el 2020 tiene un 90% de capitales extranjeros.

Para un habitante de la ciudad de Buenos Aires la crisis se puede leer  bajo la premisa de “pueblo chico infierno grande”, que es lo que está ocurriendo en Carlos Casares. Desde esa localidad bonaerense se construyo un imperio que hoy es señalado como pura fantasía, fachada, humo.

Los Grobo Agropecuaria comenzaron a hacer negocios como contratistas de arrolladoras de pasto en Carlos Casares. Comenzó a asociarse con productores de soja en tierras alquiladas de manera exitosa y llegó a convertirse en uno de los grupos más importantes de los agronegocios. Sus dos empresas de referencia son Los Grobo Agropecuaria y Agrofina, dedicada esta última a la venta de insumos: semillas y agroquímicos.

“PUEDE FALLAR SI SE CAYERON LAS TORRES GEMELAS CUALQUIER COSA PUEDE PASAR”

Esta frase que oficia de subtítulo se suele escuchar en las mesas de dinero, en las financieras, en la Bolsa de Comercio y en las cuevas cuando un negocio sale mal. En finanzas se convive con el riesgo. Es un casino abierto las 24 horas. Y, las empresas del agro cayeron en la tentación, como Surcos y otras que hoy buscan capitalizarse sobre la hora de los vencimientos para no seguir a los Grobo.

Las causas de los documentos impagos hay que buscarlas en la caída de la cotización del “yuyito” que ya no es el oro verde que fue.

Algunos analistas juraban que el precio internacional de la soja se mantendría en torno a los 500 dólares la tonelada y, hoy, se está pagando 280 dólares. 

A este factor excluyente se suma el huracán Milei. Nadie sabe muy bien como tratarlo, hablarle, entenderle. Promete eliminar retenciones pero no lo hace y “el campo le tiene paciencia porque enfrente esta Darth Vader” asegura el analista y profesor de la UBA, Nicilás Yasi, efiriéndose al kirchnerismo.

Además, “Milei devaluó la moneda ni bien entro a la Casa Rosada. Esa fue la campana de largada para pagar con dólares muy caros, heredados de los tiempos de Sergio Massa, insumos agrícolas y granos y comenzaron a apostar por una nueva devaluación de la moneda nacional. Cuestión que como es sabido no ocurrió”, explicó el profesor. 

Y, a juzgar por las necesidades electorales y políticas de Javier Milei y su equipo, esa devaluación de la moneda nacional a la que apostaron muchos no sucederá. El plan es, dólares baratos para todos y todas y que Luis Caputo junte dólares del mercado internacional y de todo organismo de crédito internacional que le presta a la Nación. Resultado: hoy se convive con un super peso.

Ese super peso produjo que las empresas que apostaron mal comenzaran a vender en malas condiciones sus productos y lleguen a los malos y sorprendentes resultados de hoy en día.

Mientras continúan los debates acerca de si los problemas de Grobo Agropecuaria y Agrofina y de la empresa Surcosque defaulteó por 500.000 dólares— son tres síntomas de una grave pandemia de futuros quebrantos o de cuestiones puntuales que deberán resolver los ejecutivos de esas empresas junto a sus acreedores, hay otras líderes del sector que decidieron curarse en salud y consiguieron capitalizarse en el mercado o pagar sus obligaciones en tiempo y forma, pero, a último momento.

Es el caso de Rizobacter del Grupo Bioceres que, en la última semana del año, cumplió con el pago de Obligaciones Negociables por 20.666 millones de pesos y 131.000 dólares.  

Algunos analistas del mercado pensaban que Rizobacter se iba a convertir en otro eslabón de la cadena de firmas comprometidas financieramente, pero informaron a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que honrarían sus compromisos en los últimos días hábiles del 2024 y así sucedió. 

Rizobacter es una empresa que produce insumos biológicos cuyo titular Ricardo Yapur, realizó declaraciones al periodista santafesino Martín Melo y consideró que de las crisis se aprende y esta, en particular, es buena porque permitirá a las empresas comprometidas financieramente concentrarse en el negocio de origen. 

El mundo del agro está shockeado. No sale de su asombro por la caída de un rey que, seguramente, no quedará desnudo ante los ojos de sus contemporáneos a pesar que sus emblemáticas empresas comienzaron a revelar el maquillaje que poseían encima para disimular los defectos.