D'Alessandro: "El IFE mostró un problema estructural de inclusión financiera"
La directora de Economía y Género del Ministerio de Economía dijo que se está desarrollando una estrategia nacional para afrontarlo.
Por Belén Negrello
La directora de Economía y Género del Ministerio de Economía, Mercedes, D'Alessandro, dijo que el IFE mostró un problema estructural de inclusión financiera en la Argentina y que este tema ha pasado a tener un rol central en las actividades del Ministerio de Economía, que lanzó un Consejo de Coordinación de Políticas de Inclusión Financiera que está desarollando una estrategia nacional para afrontar este problema.
D'Alessandro habló en el evento Los sistemas financieros y el liderazgo de las mujeres, realizado por Zoom, junto a Leticia Cortese, subsecretaria de Financiamiento y Competitividad PyME del Ministerio de Desarrollo Productivo; Irini Wentinck, presidente de la Comisión de Género y Diversidad de la Unión Industrial Argentina (UIA); Sabina Ozomek, gerente general de Garantizar -la sociedad de garantía recíproca que organizó el evento-; y moderó la charla Carolina Castro, primera mujer integrante del Comité Ejecutivo de la UIA.
D'Alessandro fue consultada sobre el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y consideró: "Cuando hablamos del IFE como una herramienta de inclusión financiera no es que haya sido diseñada de esa manera, sino que se forzó o se vio la necesidad de empezar a pensarlo de esa forma. Entre las opciones de pago ofrecidas, la mitad de los 9 millones que cobrarían el IFE eligieron cobrar por fuera de una cuenta bancaria. Imagínense la logística que es hacer llegar a 4 millones y medio de personas 10 mil pesos en efectivo. Empezaron a aparecer un montón de desafíos".
"El IFE nos terminó mostrando un problema importante, estructural en la Argentina", afirmó D'Alessandro.
Consideró además que "esto es un problema de inclusión financiera porque luego se identificó que el 54% de esas personas que habían elegido no cobrar por una cuenta bancaria, sí tenían una cuenta bancaria, pero no habían encontrado su tarjeta, no habían encontrado su número, no sabían lo que era un CBU. Muchas cosas que tienen que ver con la educación financiera".
"Desde ese momento, la inclusión financiera ha pasado a tener un rol central en la estrategia, en la planificación, en las actividades del Ministerio de Economía. Hace algunas semanas se lanzó un Consejo de Coordinación de Políticas de Inclusión Financiera que participan los 14 organismos del Estado con algunos invitados e invitadas", contó D'Alessandro.
"No solamente se inició este proceso de inclusión financiera, sino que además todo ese proceso dio lugar a una bancarización gigantesca. Más de 2 millones de personas nuevas entraron al sistema financiero. El último proceso de bancarización masiva que hubo fue con la Asignación Universal por Hijo, que ahí también fueron mayoría mujeres por las características de esta política", agregó.
"Dentro de la estrategia nacional de inclusión financiera también está como un eje las mujeres, que tienen mayor cantidad de cuentas bancarias ligadas a la previsión social, por la AUH o por las jubilaciones, que por la cuenta sueldo. Es llamativo", remarcó.
"Las compañeras de CAME contaban en encuestas que estuvieron relevando cómo habían tenido que empezar a invertir en tecnología, en mejorar su gestión digital, no sólo para hacer teletrabajo, sino también para la venta online. Uno de los temas de la estrategia es el desarrollo de los medios de pago y servicios digitales. Es una novedad absoluta", enfatizó.
"El crecimiento que tuvo fue increíble en el tiempo de la pandemia. Por ejemplo, la cuenta DNI, un producto que sacó el Banco Nación, antes de la pandemia tenía 56 mil clientes y hoy tiene más de 1 millón y medio. Tuvo un salto gigantesco", ejemplificó.
En el evento también habló Leticia Cortese, subsecretaria de Financiamiento y Competitividad PyME del Ministerio de Desarrollo Productivo, y brindó un diagnóstico de la situación con datos duros sobre el acceso al financiamiento para empresas lideradas por mujeres.
"Una gran preocupación es que no existen bases de datos desagregadas que permitan estudiar ampliamente la brecha de género que existe a nivel empresarial en materia de financiamiento. Hay macrodatos y estudios a nivel latinoamericano, en los cuales se estima que más del 60 por ciento de las pymes argentinas no tiene acceso al financiamiento. Esa brecha equivale aproximadamente a un dos por ciento del PBI", sostuvo Cortese.
Y agregó: "Justamente este martes, el Banco Interamericano de Desarrollo presentó un estudio sobre acceso al financiamiento en materia de género, el cual indica que la tasa de rechazo de los créditos está vinculado con el género de los directivos. El caso de Argentina comparado con Latinoamérica inclusive, muestra que la brecha es muy alta".
Cortese indicó que, según el estudio del BID, sólo un 8,5% de las pymes del país están en manos de mujeres y en el caso de las microempresas, ese número se incrementa a un 25,6%, "pero la brecha aún sigue siendo alta". Y señaló: "A medida de que las empresas son más grandes, es menor la cantidad de mujeres que están a cargo de las mismas".
Asimismo, Cortese indicó: "De las empresas lideradas por mujeres, sólo el 20,5% utiliza créditos bancarios, por ejemplo, para financiar su inversión, mientras que en el caso de las empresas lideradas por hombres es de un 42,9%, un poco más del doble".
"También un 17% de las empresas lideradas por hombres tienen algún tipo de restricción financiera, mientras que en el caso de las empresas lideradas por mujeres ese número asciende a un 60%", remarcó.
Cortese explicó también que gran parte de las mujeres trabaja en rubros como comercio o servicios, sectores con poco dinamismo y remuneraciones bajas en general, así como también las empresas en propiedad de mujeres suelen ser más chicas y suelen tener un mayor grado de informalidad. "Hay una concentración de mujeres en microemprendimientos de autosustento, con poca productividad, y también una inequidad en el mercado laboral, que está incrementada por una sobrerepresentación femenina en algunos sectores informales y de baja productividad", indicó.
"Esto está vinculado con determinadas estructuras y roles familiares, donde las mujeres tienen prácticamente a su cargo en muchos casos, todo lo que tiene que ver con las tareas de reproducción y del ámbito del cuidado. Eso deja menos tiempo para que las mujeres puedan dedicarse a otro tipo de proyectos", explicó.
"En la industria el 75% de los trabajadores son varones y a la vez las brechas salariales de género son más altas en el sector industrial que en otros sectores. Y respecto de quienes dirigen estas empresas, solamente el 11% son mujeres y si vemos a las grandes industrias ese número es apenas un 5%", subrayó.
Para concluir, Cortese sostuvo que "es importantísimo que el sistema financiero deje de ver a las mujeres como consumidoras y como un sujeto pasivo y pase a tomarlas en cuenta como generadoras de riqueza. Las entidades bancarias y todo tipo de instituciones tienen que diseñar productos y políticas que puedan abordar las cuestiones de género siendo más sensibles a lo que son las demandas diferenciales".