Cuestionan al Gobierno por atacar los efectos y no las causas de la inflación
Los controles de precios, salarios y paridad cambiaria sólo serán efectivos con un déficit fiscal decreciente, sostuvo IDESA.
La aceleración de la inflación en el primer trimestre es el resultado de una política económica que no prestó la debida atención a las “presiones” derivadas de la emisión monetaria de 2020 y que enfocó su esfuerzo en los “factores de propagación”, con los controles de precios y sanciones a las empresas que los incumplieron.
Así lo sostuvo Patricio Temperley, economista del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), en un informe en el que valora la “moderación del déficit fiscal” en el primer trimestre del año que, junto a “una política monetaria más conservadora” son “una incipiente primera señal que debe sostenerse en el tiempo para ser efectiva”, luego de los efectos derivados del desborde de las dos variables el año pasado a raíz de la pandemia.
En su análisis, Temperley señaló como “llamativo” que el 4,8% de inflación de marzo -el nivel más alto desde septiembre de 2019- se haya dado en un mes con “tarifas controladas”, un tipo de cambio estable y paritarias ajustadas a la pauta de 29% de inflación anual establecida en la elaboración de la ley de Presupuesto.
Para el economista de la consultora dirigida por Jorge Colina, la explicación puede encontrarse en que “si bien desde el Gobierno se reconoce a la inflación como un fenómeno multicausal”, las respuestas para enfrentar el problema se limitaron a los controles de precios, es decir “los factores de propagación”, pero no a “las presiones inflacionarias”.
Al respecto, sostuvo que “la principal razón” de la aceleración inflacionaria de marzo fue que “para paliar los efectos del confinamiento de 2020” a raíz del aislamiento social, preventivo y obligatorio de los primeros meses de pandemia, “el Gobierno tuvo que recurrir a la emisión monetaria”.
Para Temperley, “esa emisión no se trasladó inicialmente a los precios porque la gente tuvo que recluirse en sus casas” restringiendo el consumo y conservando los pesos ante la incertidumbre, pero una vez que se flexibilizó la cuarentena, el traslado a precios fue dándose paulatinamente.
Si bien el economista de IDESA destacó la moderación de las políticas fiscal y monetaria en los primeros meses de 2021, advirtió que no resultaron suficientes para contrarrestar las consecuencias de la emisión del año previo, por lo que recomendó una continuidad de las medidas “conservadoras” para que surtan efecto en los próximos meses.
En ese sentido, puntualizó que “los controles de precios, el alineamiento de las pautas salariales en función de expectativas de inflación o el manejo del mercado de cambios sólo serán eficaces para mitigar la inercia en tanto y en cuanto se muestre un camino decreciente del déficit fiscal que no genere presiones inflacionarias”.
“La moderación del déficit fiscal en el primer trimestre junto con una política monetaria más conservadora son una incipiente primera señal certera que debe sostenerse en el tiempo para ser efectiva”, sostuvo.
Asimismo, en función de la moderación fiscal reclamada, indicó que “la asistencia durante la segunda ola deberá estar mejor focalizada que en principios de la pandemia, llegando a aquellos que realmente necesitan de un nuevo IFE y aplicando criterios regionales, para no generar una situación de estrés en las cuentas públicas”.