Cuáles son los gastos de las familias que la motosierra descuartizó
En AMBA, indumentaria y recreación fueron los primeros en ir al corte. En Córdoba, librería e informática. Tarjetazos y chanchitos de ahorro rotos salvaron algo la ropa.
La caída interanual del 6,8% que el Observatorio Comercial de la Cámara de Comercio de Córdoba detectó durante julio en las ventas minoristas, desde adentro de los hogares se tradujo, en primer témino, en la merma de compras de artículos de librería; luego de electrónica-informática; tercero decoración-hogar y cuarto todo lo relacionado con ferretería.
Claramente, en épocas de motosierra, la gente deja de consumir aquello que considera “suntuarios o “postergable”.
Cordobeses y cordobesas se defendieron como pudieron: en el cálculo general, el ticket promedio fue de $ 67.362, siendo el efectivo el método de pago menos utilizado.
La preferencia fue pagar con medios electrónicos: en primer lugar con tarjetas de crédito y luego con la de débito.
“Las familias buscan estirar los ingresos y, entre las estrategias, se destaca el aumento de alimentos básicos y económicos como legumbres, cereales y granos en detrimento de carnes vacunas, cuyo consumo llegó a los niveles más bajos de los últimos 30 años”, ejemplificó Mariela Mociulsky.
La ruta de los recortes
El reparto los cortes se distribuyó de modo dispar, porque en primer término habría que dividir el mercado de los consumidores entre los que están debajo o encima del límite de pobreza, otros según si sus ingresos están en blanco o en negro, una tercera diferenciación sería sobre la capacidad de financiamiento y, finalmente, los fondos de reserva que las familias que los tenían aplicaron a afrontar mayores gastos mensuales.
De la encuesta elaborada por la consultora Trendsity se desprende que el 57% de la muestra se autoprestó ahorros, en dólares o en pesos, para sostener su expectativa material de bienestar.
Algo de plata había
Pero, aunque en esos casos “algo de plata había”, el denominador común en las familias fue una reestructuración del gasto personal.
Las restricciones vienen haciendo pinzas, entre las remarcaciones de precios y la desigual carrera con las remuneraciones.
La CAC estimó un ingreso nominal promedio por hogar de $1.188.000 en junio último.
Ese ingreso implica una caída de 21% en su poder de compra respecto a los niveles del año pasado, lo que obliga a las familias a recalcular sus gastos y ajustar el cinturón en todos los rubros, pero más en los que no son considerados esenciales.
En la compulsa de Trendsit, el 58% de los encuestados recortó productos esenciales, mientras que el 54% de los encuestados recorrió varios puntos de venta para encontrar mejores precios.
En esa línea, puntualizó su drectora que “el escaneo permanente como estrategia de rendimiento implica comparar más, y en muchos casos, comprar con menor frecuencia: el 51% confirmó esta tendencia.
En esta carrera por detectar precios competitivos, el 76% cambió marcas habituales por otras más accesibles”.
Expectativas insatisfechas
Para el 65% de los comerciantes cordobeses, las expectativas de ventas no se cumplieron, según el estudio realizado en corredores comerciales de la ciudad y shoppings.
Si la comparación se realiza contra el mes anterior (junio 24) las caídas son algo más grandes todavía: 7% en unidades y 6% en rentabilidad.
El reporte resalta el hecho de que se acumulan caídas de ventas por tercer mes consecutivo.
Los comerciantes de bienes durables prenden velas para que aparezcan cuotas y que el equipamiento entre en una ola de renovaciones.
La Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) de Argentina, con sus indicadores para junio, da una caída en el consumo de los hogares en Argentina de 9,8% respecto al mismo mes del año pasado, el peor retroceso desde la pandemia, y del 3,3% contra mayo.
Es que según los indicadores de la CAC, el primer semestre finalizó con un retroceso del 5,3% interanual de los salarios.
En AMBA, indumentaria y recreación fueron los primeros en ir al corte en lo que va del año, si bien en el último mes con más moderación.
Según el índice de CAME, los productos de perfumería llevaron la delantera con las pérdidas en las ventas de Pymes, seguidos por los medicamentos y alimentos y bebidas.