Mientras miles de ahorristas que perdieron todo desparraman sus penas por los vericuetos de los tribunales, los dueños de la fintech Wenance aseguran que los cientos de millones de dólares que desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, en "algún momento" serán devueltos.

Desde hace casi cuatro meses, la gente viene batallando para saber al menos dónde está su dinero.

El drama estalló hacia fines de mayo último, cuando muchos de los que confiaron en obtener una ganancia mayor a la que les garantizaba un plazo fijo, ahora se arrepienten de haber cometido el mayor error financiero de su vida o, en muchos casos, perder esa jubilación que habían planificado para tratar de tener una
vejez más tranquila, digna, y con algo de disfrute.

Wenance prometía "libertad financiera con el poder de la gente", pero ahora está acusada de haber dejado un tendal de estafados.

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Entre los damnificados hay casos de montos que superan el millón de dólares, mientras los demandantes no son sólo de la Argentina, sino también de España y otros países europeos, que habían invertido en euros con la promesa de obtener jugosas ganancias.

Ya hay más de un centenar de denuncias, pero la Justicia estima que los damnificados son casi 8.000.

Es que detrás de una compleja arquitectura jurídica que engloba casi una decena de empresas y nombres de fantasía se escondería un sofisticado "esquema Ponzi", según la investigación. Los dueños de la empresa lo niegan rotundamente. 

La Justicia ya comienza calificar al caso como un crimen de "cuello blanco", y le apuntan en especial a Alejandro Muszak, CEO de la empresa.

Muszak busca bajarle el tono al escándalo: "Tuvimos un problema comercial en el último tiempo. Era un negocio de riesgo comercial, con una tasa superior a la de un banco. Y como toda inversión tiene un riesgo, puede fallar".

Y dijo que "por mucho tiempo, Wenance pudo pagar. Y pagó. Hemos pagado completo".

La Sala V de la Cámara del Crimen confirmó la decisión de la jueza Paula González, subrogante en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°43, de eximir de la prisión a Muszak, acusado de asociación ilícita en calidad de "integrante, estafa y usura reiterada".

González, quien dejará la causa en diciembre, había recibido un pedido de recusación por parte de dos de los querellantes, quienes señalan que todos los fallos que dictó en la causa vienen favoreciendo a Muszak. Incluso, la empresa sigue operando, ya que por ahora ni siquiera se congelaron sus cuentas bancarias.

Ya se acumula más de un centenar de denuncias contra Wenance de distintos inversores que comienzan a organizarse dependiendo de en qué unidad de negocio habían puesto sus ahorros. Hay damnificados de Córdoba, Buenos Aires y Tierra del Fuego entre otras provincias. La empresa, además, operaba en España, Uruguay y México.


Cómo era la operatoria y por qué todo se fue al demonio

Wenance ofrecía préstamos a personas que no estaban en el sistema bancario, los cuales se sacaban desde el teléfono celular con mínimos requisitos. Eran créditos de bajo monto, de entre tasas 100 y 200 dólares, a tasas altísimas, que se usaban principalmente para productos de consumo como electrodomésticos o motos.

Los mismos estaban fondeados por la plata de los inversores de la firma, a quienes les ofrecían retornos de hasta un 12 por ciento anual en dólares, por prestarle su capital a Wenance.

Dentro de ese grupo de inversores hay desde aquellos que aportaron algún dinero extra en pesos, como indemnizaciones o venta de algún inmueble, hasta aquellos que le confiaron más de 500 mil dólares.

Ese dinero iba a parar a tres fideicomisos administrados por otra empresa llamada Promotora Fiduciaria SA, también ahora en el centro de la tormenta.

Esos retornos de capital se fueron haciendo de manera regular hasta mitad de año, cuando se dejó de pagarles a los ahorristas, argumentando que la delicada situación del país y una creciente mora en los pagos de los créditos habían modificado en forma radical la ecuación del negocio.

Eso derivó en que se produjera una controversia entre Wenance y Promotora Fiduciaria. Se culpan mutuamente por la hecatombe.

Muszak asegura que hasta junio Wenance se hacía cargo del cobro de los créditos. Pero dice que a partir de ese mes Promotora Fiduciaria los corrió, y se encargó de hacerlos. 

Inversores y ex empleados de la firma tienen otra lectura: "La jueza lo tiene dando vueltas, la Justicia es cada vez más lenta y él va ganando tiempo. Y nosotros desde el día que nos deja de pagar venimos mal", aducen.

El drama no se agota en los ahorristas: casi 200 empleados y ex empleados cayeron dentro de la maniobra. Uno de ellos incluso se suicidó. Fue luego de perder todos sus ahorros.